La escalada de precios impulsa a las empresas a buscar fórmulas para disimular el encarecimiento de la cesta de la compra.

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Mismo envase, mismo precio, pero menos producto. Así es el arte de la reduflación, una estrategia en auge que están llevando a cabo de cada vez más marcas y que consiste en poner menos cantidad de la habitual en un envase sin alterar el precio de venta. La escalada de precios ha provocado que muchas empresas tengan que buscar nuevas fórmulas. Aunque algunos tildan a esta de engaño, la realidad es que se trata de una táctica totalmente legal, siempre que se refleje la nueva cantidad en los envases. El modelo no es nuevo, suele emplearse en épocas de crisis económica o tiempos inflacionistas como los que corren hoy en día.

Este cambio se basa en la psicología. La mayoría de los compradores no están pendientes de si un paquete de galletas tiene 25 gramos menos, pero sí suelen darse cuenta de si pagan más por él al pasar por caja. Ahí está la clave de esta estrategia que ya han adoptado marcas como Doritos, Cola Cao, Danone o Pastas Gallo, según un informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), en el que señalan directamente a veinte marcas.

Según la organización, un 7 % de los 238 productos analizados para los controles de precios que realiza periódicamente han reducido su tamaño. «Hemos podido comprobar que se trata de productos que reducen la cantidad incluida en el envase para camuflar la subida del precio. Es el caso, por ejemplo, del paquete de lomos de merluza Pescanova que parece haber reducido su precio un 5,6 %, pero una mirada más atenta nos descubre que el envase ha pasado de contener 400 gramos de merluza a incluir solo 360 gramos, un 10 % menos. O sea pagas menos, pero también recibes menos. Teniendo esto en cuenta, nos encontramos con que el precio en realidad ha subido un 3,2 %», explican desde la organización.

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Todo esto es fruto de la escalada de precios generalizada, cabe recordar que el IPC se disparó hasta el 9,8 % en marzo en España, el mayor registro desde 1985, por este motivo las empresas toman medidas para tratar de mantener los márgenes sin encarecer los productos. Una opción para las empresas que no quieren aumentar sus precios es reducir el tamaño. Uno de los casos más sonados está siendo el de Doritos, en los que la empresa ya ha admitido que en sus bolsas hay entre cinco y seis patatillas menos que hace un año. Unilever, marca de cosmética, también ha reconocido que sigue esta estrategia y que el gel Dove ha pasado de 24 a 22 onzas.

Además de las citadas marcas, la OCU también avisa de las siguientes 'falsas' bajadas de precio: el bote de Cola-Cao pierde 40 gramos; la margarina Tulipán con 50 gramos menos; los yogures Activia tiene 5 gramos menos; los spaghetti y macarrones de Gallo, que aparentan haber subido solo el 3,7 % y 4,1 % respectivamente, cuando en realidad, si tenemos en cuenta su nuevo contenido, han pegado un subidón del 15,2 y 15,7 % respectivamente. Teniendo en cuenta estos cambios, la evolución media de los precios apunta a que la cesta de la compra se encarecerá hasta 500 euros anuales, de modo que la incidencia de esta práctica sobre los precios no es residual. Al tener en cuenta estos cambios en el peso, los precios de los productos de marca pasarían de registrar una subida media del 1,1 % al 1,8 %.

La 'reduflación', una vieja conocida de las marcas

La reduflación (proviene del inglés shrinkflation, una combinación de las palabras reducir e inflación) no es nueva y a veces no solo se refiere a cantidades concretas de un envase, sino también al tamaño de las raciones. La diferencia es que hace cuarenta o treinta años tan solo se daban cuenta los consumidores más agudos, mientras que hoy en día todo se comparte y viraliza en las redes sociales. En muchas ocasiones las empresas llevan a cabo este tipo de procesos para poder mantener su margen de beneficios. Uno de los casos más conocidos es de 1987, cuando American Airlines redujo una unidad de la cantidad de aceitunas que servía en las comidas de sus vuelos y consiguió ahorrarse 40.000 dólares.

Hoy en día, debido a la privacidad de muchas marcas, no existen muchos estudios sobre esta estrategia. Destaca uno realizado por la Oficina Nacional de Estadística del Reino Unido, entre enero de 2012 y junio de 2017, en el que detectaron variaciones en azúcar, mermelada, siropes, chocolates y la confitería procesada. En la red social Reddit por ejemplo, el grupo Shrinkflation cuenta con 21.000 miembros, que publican fotos del antes y el después de productos que han menguado. Allí se encuentran ejemplo de papel higiénico, las patatillas Lays, los Doritos, chocolatinas, la caja de cereales de Shreddies o el desodorante de Old Spice.

Punto de vista

Toblerone se enfrentó a una demanda y tuvo que rectificar

Cambiar el tamaño o la forma de productos muy conocidos puede tener consecuencias negativas para la marca. Una de las polémicas más destacadas es el caso de Toblerone. El fabricante Mondelez se enfrentó a una demanda en 2017 por haber puesto más espacio entre los picos de las populares chocolatinas para reducir su peso y mantener el mismo envase y, obviamente, reducir los costes de producción y tener mayor beneficio. Los cambios se volvieron en contra de la marca que finalmente tuvo que rectificar y volver a su forma original.