Centro de Palma. | Teresa Ayuga

TW
0

Un 90 % de la población española se concentra en el 9,3 % de los municipios, ha asegurado el secretario general del Reto Demográfico, Francesc Boya Alós, quien ha resaltado que hay 23 o 24 provincias que están, en ese sentido, en una situación «muy complicada». Boya, quien ha participado este viernes en Pamplona en la jornada «Navarra, frente al reto de la despoblación», organizada por Diario de Noticias, ha asegurado que la demografía es «la parte del iceberg» más visible cuando se habla de problemas territoriales y la que «ilustra claramente» cuándo un territorio está «en decadencia». En España, ha dicho, hay una situación «que nos ha hecho de alguna manera 'despertar' para ver que tenemos una realidad muy complicada desde el punto de vista de la cohesión territorial y de los equilibrios necesarios para que el país sea funcional y responda a las necesidades de la sociedad que lo habita».

En concreto, ha explicado que en España se da una concentración demográfica «enorme» en muy poco territorio, ya que prácticamente el 90 % de la población se concentra en el 9,3 % de los municipios, que suponen el 20 % de la superficie total. En muchos lugares esa situación se arrastra desde hace décadas pero «no por ello debe dejar de preocuparnos y ocuparnos». Boya ha considerado que se trata «de un problema de calidad democrática porque eso afecta a los derechos de las personas que viven en esos territorios y que muchas veces se van porque esos derechos no están garantizados». El secretario general del Reto Demográfico ha apuntado que la despoblación tiene «cuatro grandes variantes», la primera de ellas la «pérdida de población en determinados lugares», y la segunda, la baja densidad de población en muchas áreas. En ese sentido, ha destacado que hay 23 o 24 provincias «que están en una situación muy complicada».

Además, ha dicho, hay que tener en cuenta «el envejecimiento de las poblaciones que quedan en esas zonas», lo que crea «una brecha intergeneracional que hay que resolver», así como el hecho de que se generan «sociedades que están muy masculinizadas porque las mujeres y los jóvenes son los que más se han ido de estos pueblos». Por ello, Boya a considerado necesario «romper una dicotomía entre campo y ciudad como dos mundos separados» y cerrar «esa brecha entre lo urbano y lo rural que muchas veces se entiende como una diferencia entre la modernidad y lo anacrónico». También es preciso abordar la brecha de género en el mundo rural porque «sin mujeres no hay futuro y, por tanto, esa es una de las grandes claves de todo este debate: volver a conseguir que los pueblos sean zonas amables para las mujeres, sean espacios de acogida y donde sea posible la conciliación».