Un inicio de curso en Palma. | Jaume Morey

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Las familias afrontan estos días una decisión difícil: elegir colegio. Los inspectores alertan de centros donde nadie suspende, no hay alumnos con necesidades especiales, cambian con frecuencia de docentes, confunden la innovación con las modas o no ponen énfasis en el dominio de la lectura y la escritura. Los inspectores de educación Pilar González Ortega, de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández, de Andalucía, y Jesús Marrodán, de Castilla y León, explican a EFE las claves para acertar.

PRIMERA CLAVE: LA ESTABILIDAD DE LAS PLANTILLAS

«Es un indicador de satisfacción del personal que allí trabaja y una garantía de que los proyectos son fruto de un trabajo conjunto y tienen una estabilidad, asegurándose de este modo la continuidad», en palabras de Pilar González. A juicio de esta inspectora, a los padres les debería llamar la atención que en un centro no estén escolarizados niños con necesidades específicas, porque la sociedad es diversa y si no los hay significa que la escuela no les da respuesta y «acaban marchándose o se les invita a irse». En el mismo sentido, Javier Fernández, que desarrolla su labor en Córdoba, señala que conocer el nivel de estabilidad de las plantillas resulta «imprescindible para saber si el centro puede implementar proyectos educativos mínimamente estables que permitan una visión común de centro y etapa». Además «hay que interesarse por los programas de atención personalizada para alumnos con distintos ritmos y necesidades». Coincide Jesús Marrodán en que no es buena señal que existan «frecuentes cambios de profesorado y de equipos directivos», así como la escasa información que se da a las familias o la deficiente atención tutorial.

SEGUNDA CLAVE: LOS RESULTADOS ACADÉMICOS DEL CENTRO

Los resultados académicos también dan idea de cómo es el centro y deberían saltar las alarmas si «nadie» suspende. «Es importante conocer cómo se aborda el proceso de enseñanza-aprendizaje, qué instrumentos de evaluación se emplean y cómo se analizan esos resultados para buscar la mejora», añade la inspectora. El nivel académico de los centros también se puede saber, además de por los resultados de la EVau) por el número de alumnos que continúan sus estudios, en enseñanzas académicas o profesionales. Cuántos comenzaron, por ejemplo en 1º de la ESO y acaban 4º para dirigirse al Bachillerato o a una FP. Javier Fernández coincide en que es deseable conocer el porcentaje de alumnos que comienzan Primaria y terminan estudiando la carrera o la FP. «Ese dato lo tenemos, pero las administraciones no quieren hacerlo público. Es un ejercicio de total opacidad y falta de transparencia, ya que conocer los datos, la eficacia de las políticas, es un derecho de los ciudadanos y no un privilegio de los políticos». «Las familias -añade- tienen que conocer la tendencia y relevancia de los indicadores propios del centro. Ofrecer esa información debería ser un mandato legal. Qué menos».

TERCERA CLAVE: CÓMO SE TRABAJAN ÁREAS COMO LENGUA Y MATEMÁTICAS

Pilar Ortega también pone énfasis en que los padres se interesen por cómo se trabajan las áreas instrumentales: lengua castellana, matemáticas y primera lengua extranjera; cómo se incentiva el gusto por la lectura y si se enseñan técnicas de estudio y cómo lo hacen. En el caso de un centro de Educación Infantil y Primaria, Fernández destaca la necesidad de que haya un trabajo diario, sistemático y bien planificado de la lectura, así como el uso transversal de la competencia comunicativa en todas las áreas (escuchar, hablar, conversar, leer y escribir). «No se puede acceder a ningún tipo de aprendizaje sin un dominio mínimo de la lengua».

CUARTA CLAVE: LA TRANSICIÓN ENTRE ETAPAS

Coinciden los inspectores consultados en la importancia de preguntar sobre las líneas metodológicas que se siguen en las etapas de Infantil y Primaria y cómo se trabaja la coordinación entre los equipos docentes de ambas etapas para garantizar una continuidad y un seguir avanzando y construyendo aprendizajes sobre la base que se ha creado en el nivel anterior. Igualmente habría que conocer cómo se realiza la coordinación y seguimiento de los alumnos en los cambios de Primaria a Secundaria. En resumen, es aconsejable una buena coordinación entre Infantil y Primaria y un programa de tránsito escolar con el IES adscrito.