La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera (i) junto a las ministras de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez (c), y Ciencia e Innovación Diana Morant (d), durante la rueda de prensa ofrecida tras la reunión del Consejo de Ministros, este martes en el Palacio de la Moncloa. EFE | Emilio Naranjo

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La ministra portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, ha evitado hacer autocrítica por la manera en que se ha producido el cambio de postura de Pedro Sánchez en relación con el Sáhara Occidental y el hecho de que no se comunicara ni a Podemos ni a la oposición de antemano y tampoco ha querido brindar detalles sobre el «acuerdo» con Marruecos. Pese a la insistencia de los periodistas durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, que la han preguntado por las críticas hacia el Gobierno tanto desde los socios de coalición como por el PP y si hace autocrítica de cómo se ha gestionado todo sin consulta previa, la ministra ha esquivado la respuesta.

Así, ha defendido que se han dado explicaciones «desde el minuto uno» con la rueda de prensa ofrecida el mismo viernes por el titular de Exteriores, José Manuel Albares, y se ha remitido para todos los detalles a la comparecencia de este de este miércoles en el Congreso de los Diputados, a la que seguirá la del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el 30 de marzo en un Pleno en el que se hablará también de otros asuntos. Rodríguez ha dicho que el Gobierno se congratula del «acuerdo» con Marruecos que ha permitido la reanudación de las relaciones bilaterales y ha defendido que «es una buena noticia para España». «Nos felicitamos porque redunda en la estabilidad, la integridad territorial y la prosperidad de España», ha sostenido, pero no ha querido entrar a comentar si la integridad del país estaba comprometida antes de ello. «En el momento que inauguramos nueva etapa lo conveniente es mirar hacia delante y no hacia atrás», ha replicado la portavoz, insistiendo en que el Gobierno está «satisfecho con este acuerdo, que significa recomponer las relaciones diplomáticas» con un país vecino y estratégico y en el que se había venido trabajando desde hace meses. «La diplomacia requiere de tiempo y en ocasiones de discreción», ha esgrimido. En cuanto a si se informó o no previamente a Argelia del cambio de postura del Gobierno, después de que Argel desmintiera al Ejecutivo y asegurara que no hubo comunicación previa, la portavoz se ha escudado en que se trata de un acuerdo entre España y Marruecos, «no con terceros países».

Relación con Argelia

Con todo, la también ministra de Política Territorial ha reiterado el mantra que se ha venido repitiendo desde el Ejecutivo de que Argelia es «un socio sólido, estratégico y prioritario» para España y también un suministrador de energía «fiable». La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha abundado en esta línea. «La relación hasta ahora ha sido excelente y esperamos que siga siendo así», ha confiado, haciendo especial hincapié en que «una buena muy parte está basada en las relaciones entre compañías privadas». «Nuestro deseo es que esto siga siendo así y funcionando con normalidad», ha añadido, tras ser preguntada si cabe la posibilidad de que Argelia opte por reducir el suministro de gas a España o por aumentar los precios en represalia por la decisión del Ejecutivo, que ya ha provocado que Argel llame a consultas a su embajador en Madrid. Por último, y en lo que se refiere a la posición del Gobierno respecto al Sáhara, Rodríguez ha dicho que «España se mantiene en la misma posición».

Dicha posición, ha acotado, es que «se debe buscar una solución en el marco de Naciones Unidas y que sea mutuamente aceptada», lo que supone reiterar la postura que hasta ahora habían venido defendiendo los sucesivos gobiernos. Respecto al plan de autonomía para la antigua colonia española propuesto por Marruecos en 2007, ha indicado que el Gobierno cree que «puede permitir avanzar y es la base más realista para alcanzar una solución», insistiendo en todo caso en que «la solución debe producirse en el marco de la ONU y ser mutuamente aceptada por las partes», es decir, Marruecos y el Frente Polisario.