El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez interviene durante la sesión de control al gobierno este miércoles en el Congreso de los diputados. | Efe - Javier Lizón

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha repetido frente al líder del PP, Pablo Casado, la oferta que ya hizo este martes a los populares, ayudarles para no depender de la ultraderecha en Castilla y León, en forma de abstención, pero con la condición de que el rechazo del PP a Vox sea para siempre y en todos los territorios. Sánchez ha reiterado así en la sesión de control al Gobierno celebrada el ofrecimiento que hizo en el Senado, que Casado optó por ignorar y a la que este miércoles no ha podido dar respuesta porque ya había agotado su turno cuando el jefe del Ejecutivo ha retomado la oferta.

Los resultados de Castilla y León, donde el popular Alfonso Fernández Mañueco ha ganado las elecciones con 31 procuradores, a diez de la mayoría absoluta, abocan al PP a un pacto bien con Vox, que exige entrar en el Gobierno, o bien con el PSOE, que pide aislar al partido de Santiago Abascal para abstenerse. Según Sánchez, Casado ha creado una trampa y quiere ahora que otros partidos le saquen. Los socialistas están dispuestos a ayudar porque, argumenta, se toman a la ultraderecha en serio pero Sánchez ha puesto tres condiciones: que el PP pida ayuda, explique por qué la ultraderecha no puede entrar en gobiernos y diga si es «para siempre» y «en todos los territorios». «Le ha llegado la hora de la verdad, señor Casado», ha recalcado Sánchez.

Casado por su parte ha acusado al Gobierno de usar Instituciones Penitenciarias para negociar con el asesino de 13 inocentes a cambio de los votos de EH Bildu, en alusión a Antonio López Ruiz, Kubati, exjefe de ETA y actual dirigente de Sortu y ha preguntado a Sánchez si está con las víctimas o con los verdugos. Además, ha recordado a Sánchez que en los dos meses sin acudir al Congreso le ha dado tiempo a perder «otras elecciones», cuatro desde que es presidente, a pesar de «trampas» y le ha acusado de debilitar la democracia, con el argumento de que The Economist ha devaluado la calidad democrática de España. Ambos han vuelto a culparse mutuamente del bloqueo del Consejo General del Poder Judicial.

Sánchez no ha respondido a la acusación de Sánchez de usar Instituciones Penitenciarias para dar un trato de favor a presos de ETA y en cambio ha afeado los «improperios» e «insultos» de Casado, o que hable mal de España en Bruselas o utilice tránsfugas para tratar de ganar votaciones o arrebatar gobiernos en determinadas comunidades autónomas«. La resaca de la votación de la reforma laboral, aprobada con el voto erróneo de un diputado del PP y recurrida al TC por los populares, también ha llegado al debate entre Casado y Sánchez. El presidente del Gobierno ha acusado a Casado de lanzar «infundios» sobre el resultado de la votación y de cuestionar a los letrados, y Casado ha argumentado que en tribunas, letrados del Congreso también han sostenido que se conculcó el derecho a voto de su diputado Alberto Casero.