El volcán de estalló este domingo en La Palma pasa en las últimas jornadas por fases más explosivas. El volcán de La Palma muestra fases más explosivas tras seis días de erupción | Efe

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Se busca nombre para el nuevo volcán de La Palma. Este martes, el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) ha propuesto «Tajogaite», debido al legado aborigen y el lugar en el que se inició el proceso eruptivo.

No obstante, Involcan ha precisado en sus redes sociales que la última palabra sobre la denominación de la actual erupción, que aún no tiene nombre, corresponde a los palmeros y palmeras.

Involcan ha hecho esta propuesta en relación con la conmemoración este 12 de octubre del décimo aniversario de la erupción de Tagoro (2011-2012), el volcán submarino de El Hierro y una de las 17 erupciones históricas de Canarias.

«Somos conscientes de que para algunos la erupción submarina de El Hierro empezó el 10 de octubre de 2011, pero una fuerte y clara decoloración del agua de mar detectada el 12 de octubre fue la observación más clara del inicio de esta erupción submarina como consecuencia de una fuerte interacción entre los gases volcánicos ácidos y el agua del mar de naturaleza alcalina, responsable de generar una paleta de colores en el mar sin parangón», afirma.

La erupción de Tagoro (2011-2012) tuvo una duración de 145 días, la segunda de mayor duración de las erupciones históricas de Canarias, y el volumen total de material arrojado por esta erupción submarina ascendió a 329 millones de metros cúbicos.

Algunas personas preguntan a los vulcanólogos «por qué celebrar la efemérides de una erupción volcánica ocurrida en Canarias», pues muchas personas asocian la actividad volcánica como fuente destrucción.

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La respuesta de Involcan es bien sencilla, apunta, y es que gracias a la actividad magmática existente en este punto del planeta y a la innumerable cantidad de erupciones ocurridas en estas islas a lo largo de millones de años, se ha podido construir Canarias.

Sin esta actividad volcánica no se hubiera construido Canarias y por consiguiente no hubiera existido la sociedad del archipiélago, prosigue Involcan, pues aunque es consciente de que la actividad volcánica puede ser una fuente de destrucción, especialmente para las comunidades que viven en las cercanías de un proceso eruptivo, sin embargo estos intervalos de tiempo son mucho menores que aquellos en los que la actividad volcánica actúa como una fuente de construcción, contribuyendo al desarrollo socio-económico de las comunidades que habitan en territorios volcánicos.

Las 17 erupciones históricas de Canarias comienzan precisamente con la de Tacande en La Palma (1430-1447) y sigue con la observada por Cristóbal Colón en un lugar no determinado de Tenerife en 1492.

Continúan con la de Boca Cangrejo (Tenerife) en el S.XVI; Tehuya (La Palma) en 1585; Tigalate (La Palma) en 1646; San Antonio (La Palma) en 1677-1678; Siete Fuentes-Fasnia-Arafo (Tenerife) en 1704-1705; Arenas Negras (Tenerife) en 1706 y Charco (La Palma) en 1712.

La décima registrada es la de mayor duración conocida hasta ahora, la erupción de Timanfaya en Lanzarote, que se prolongó de 1730 a 1736.

Le siguen Chahorra (Tenerife) en 1798; Tao-Nuevo del Fuego-Tinguatón (Lanzarote) en 1824; Chinyero (Tenerife) en 1909; San Juan (La Palma) en 1949; Teneguía (La Palma) en 1971 y Tagoro (El Hierro; erupción submarina) en 2011-2012.

La decimoséptima es precisamente la erupción que comenzó el pasado 19 de septiembre en La Palma, y para la que Involcan propone el nombre aborigen del lugar, Tajogaite, al parecer la denominación que los primeros habitantes de la isla, los beneahoritas, utilizaban para nombrar a la montaña.