Un hombre observa la erupción de La Palma desde el municipio de El Paso. | Carlos de Saa

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El director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, ha afirmado este miércoles que el volcán de Cumbre Vieja ha entrado en una zona de «mini estabilidad» que no se sabe cuánto va a durar y aunque es «bastante explosivo», las coladas de lava se han ralentizado y avanzan con mucha lentitud, a 4 kilómetros por hora, de ahí que no haya hecho predicciones de si finalmente llega al mar.

En una rueda de prensa celebrada tras la reunión del comité director del plan, ha comentado que el volcán tiene nueve centros de emisión, cuatro de ellos activos y una única fisura, pese a que en un primer momento se pensaba que había dos, y la lava avanza a 4 metros por hora y en la noche de este martes solo recorrió 15 metros.

Ha dicho que el volcán sigue «soltando lava» y las coladas avanzan «lentamente» debido al aumento de la viscosidad y el «relleno» que va realizando de determinados hoyos naturales, que se van cubriendo a su paso.

«La predicción matemática que tenemos es que va a seguir avanzando, pero no sabemos si va a llegar al mar. Vamos a tener tiempo para estar atentos si se produce ese evento porque el avance es muy lento», ha indicado, si bien ha precisado que no se descarta que puedan retomarse los episodios explosivos de los últimos días.

Así, ha comentado que pese a esa explosividad, la deformación de la isla «no ha crecido», pues se sitúa en 28 centímetros, 24 de los cuales se produjeron en seis 6 días, y la isla sigue en semáforo rojo por erupción volcánica.

Morcuende ha comentado también que las mediciones de anhídrido sulfuroso «no dan peligro para la salud» y el penacho de gases está en el punto más alto, en torno a los 3.000 metros.

La superficie afectada abarca las 140,44 hectáreas con un frente de 600 metros y la lava alcanza espesores de entre 8 y 15 metros.

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La sismicidad continúa en bajos niveles --este miércoles a las 01.25 horas se ha localizado un terremoto de magnitud 2.2-- y la estimación de la tasa de emisión de dióxido de azufre (SO2) a la atmósfera por este proceso eruptivo este martes estuvo entre 6.140 y 11.500 toneladas diarias.

La señal de tremor volcánico muestra una tendencia a la disminución de su amplitud en las estaciones sísmicas, probablemente debido a la concentración de la actividad estromboliana en un número menor de centros.

Respecto a la información meteorológica, continúa la situación anticiclónica, con vientos del nordeste desde superficie hasta los 3.000 metros, con intensidades en torno a 20 y 30 kilómetros por hora.

Lo más significativo es el giro del viento del norte/nordeste a oeste aumentando su intensidad, lo que influirá en el desplazamiento de cenizas hacia el este de La Palma.
Además, se descarta que las precipitaciones que se puedan registrar durante las próximas 24 horas tengan carácter ácido.

Si las coladas de lava alcanzaran la costa, los científicos advierten de que la interacción del mar con la lava podría generar columnas de vapor de agua con gases ácidos, desprendimiento del frente de lava, pudiendo producirse emisión de fragmentos en la cercanía del contacto (fragmentación instantánea y emisión de fragmentos balísticos).

Morcuende ha insistido en que el volcán se está monitorizando en todo momento por los científicos y con el apoyo de las instituciones y pedido colaboración a los ciudadanos para que no se acerquen a las zonas de exclusión porque son muy peligrosas.

«La mejor forma de ver el volcán es por la televisión, que los ciudadanos no sean un peligro más y no se acerquen ni colapsen las carreteras», ha señalado, subrayando que la exposición puede provocar daños personales en los ojos y los pulmones.