Ambiente en la Puerta del Sol de Madrid tras el fin del estado de alarma. | Luca Piergiovanni

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Terminar un estado de alarma en un sábado a la noche tiene sin duda sus problemas. Y eso lo hemos visto en este pasado fin de semana, también en Palma, generando en algunos entornos la posibilidad de poder caer en una quinta ola.

La realidad, vista en algunos vídeos de muchas ciudades, nos ha mostrado una manera de entender la vida o una manera de ver la pandemia basada en la inconsciencia. Y algunos ven una subida de la incidencia cerca. Y otros plantean que la quinta ola está ya cerca de aquí. Y esta realidad en que nos encontramos hoy es que tenemos un riesgo de que en las próximas semanas se produzca un incremento notable de la transmisión entre jóvenes y adultos jóvenes. Y si este incremento es grande tras este fin de semana, podríamos tener nuevos problemas de saturación de servicios sanitarios.

Es verdad que esta situación apunta a la dificultad que tenemos en comunicar y saber llegar a determinadas poblaciones, sobre todo a los más jóvenes. Para ello, tenemos que tener claro que la situación actual no debe basarse sólo en normas que difícilmente se van a cumplir.

Sabemos que en esta última época hemos encontrado un incremento de contagios en personas jóvenes y adultos jóvenes, más brotes de origen social y laboral y nuevos eventos de supercontagio.

No debemos quedarnos con la idea de que protegiendo a las poblaciones de riesgo los demás somos invulnerables. Porque no es así. Y hemos pasado de una situación de inicio de la pandemia donde el miedo se apoderó de nosotros, a una situación en que para algunos, lo importante es traspasarlo y no sentirlo.

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Ahora se abre una nueva ventana a la esperanza, con mucho deseo de tomar aire fresco, a pesar de que en Baleares, a pesar de una incidencia acumulada baja (tiene que bajar más), presenta limitaciones impuestas por la pandemia que no permite la alegría necesaria de poder compartir buenos ratos con nuestros seres queridos, sin restricciones de espacio y de tiempo. Y, por fin, disfrutar de la montaña y de la playa a quienes nos pillaba lejos. Y con todo esto, quiero decir que nuestro sentido común nos dice que NO debemos bajar la guardia.

Mantengamos el equilibrio entre la percepción social de mejoría y la necesidad económica de una vuelta a la normalidad en el sector turístico de Baleares, y el control de la transmisión en los grupos de jóvenes y adultos jóvenes.

Las imágenes que hemos visto nos enseñan que a veces con el botellón perdemos los sesos. Si nos vamos de botellón, menospreciando al virus, sin ser prudentes y estar alerta, estamos cayendo en su trampa. Es evidente que no debemos mirar por encima del hombro a este virus porque puede ganar la partida.

Mecanismos para mejorar la situación y no caer en una quinta ola:

1. La vacunación: es importante mejorar el número de personas vacunadas, porque sabemos que si vacunamos más conseguiremos parar este virus.

2. Las restricciones de las que no nos deberíamos olvidar casi totalmente si no queremos caer en una quinta ola. El no abrir interiores en unas semanas en Baleares nos va ayudar a ello.