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El inspector jefe Manuel Morocho, principal investigador de la trama Gürtel, ha afirmado en el Congreso que el número dos de la Policía, Eugenio Pino, le sacó de la UDEF en 2015 para «calmar» al Gobierno del PP y le sobrecargó de trabajo con la intención de obstaculizar esa investigación.

Morocho, que a pesar de su cambio de destino siguió investigando la Gürtel por orden del juez, ha comparecido este jueves junto al coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos en la comisión parlamentaria sobre Kitchen, la supuesta operación policial puesta en marcha en 2013 por el Ministerio del Interior para espiar a Luis Bárcenas y sustraerle material perjudicial para el PP.

Como ya hizo ante el juez y la Fiscalía, el inspector ha denunciado el cambio de destino forzoso al que se vio sometido en 2015, cuando llevaba ya siete años investigando la trama de Francisco Correa y tuvo que irse a una brigada de revisión de casos creada por Pino en la Dirección Adjunta Operativa (DAO) que este último dirigía.

«El objetivo era sacarme de la unidad y trasladar que ya no trabajaba en la UDEF a los organismos superiores del Ministerio (del Interior) y por ende al poder Ejecutivo, con el fin de calmar la problemática generada con la elaboración de los informes, sobre todo la pieza separada», ha dicho en alusión a las pesquisas sobre la caja b del PP que salieron de la investigación de Gürtel.

A petición del juez instructor de Gürtel, Morocho, que ahora está destinado en extranjería en Canfranc (Huesca), siguió investigando esta trama y la contabilidad b del partido, pero además tenía que hacerse cargo de otros asuntos, lo que suponía «una barrera más» de cara a hacer un buen trabajo.

Parte de esas labores extra fueron tres informes que se le encargaron, uno relativo a las finanzas del comisario José Villarejo, otro del denominado informe PISA sobre las finanzas de Podemos y un tercero acerca de operaciones financieras de la familia Pujol.

En ninguno de los tres casos sus jefes le solicitaron posteriormente sus conclusiones, ha dicho, y en cuanto al informe PISA, ha explicado que fue elaborado en el entorno de la DAO, con fuentes «cerradas» y fuera de los protocolos mínimos seguidos por la Policía Nacional. Pese a ello, desde el entorno de Pino lo remitieron a la UDEF.

Respecto a Kitchen, ha dicho que él ya «tenía indicadores» de que esa operación estaba en marcha antes de que en agosto de 2015 recibiera documentos de una investigación abierta al respecto. «Me pidieron el teléfono móvil de su mujer, había una preocupación constante sobre si el señor Bárcenas pudiera tener una documentación» sobre «salidas de fondos a determinadas personas. Había un cierto desasosiego», ha dicho.

Estas consultas no eran aisladas y fueron en aumento, ha indicado, hasta el punto de que se le incitó a poner en marcha una investigación sobre la familia Bárcenas a través del juez instructor. «Eso me dio pie a pensar que se me estaba utilizando para algo», ha añadido.

Morocho ha indicado que las presiones siguen hoy presentes y le han ofrecido ya «tres destinos» e «incluso a la carta» o irse al sector privado, unas propuestas que «venían de diferentes líneas, a veces de la DAO, a veces de otras personas».

Esas coacciones le han supuesto, ha asegurado, «un desgaste evidente» en el ámbito personal, pero su «determinación» y el impulso del juez le permitieron «sobrellevar» las situaciones.

Aún así, Morocho ha apuntado que han «mediatizado» su trabajo y «generado mucha dificultad a la hora de llevarlo adelante».

«Los informes no han acabado como a mi me gustaría, ni determinadas evidencias se han podido plasmar de forma tan rotunda y clara cono en otras ocasiones», ha afirmado sobre los que elaboraron en la investigación de la caja b del PP que ahora se juzga en la Audiencia Nacional.

Ante ese tribunal, Morocho declarará en las próximas semanas, cuando responderá, ha dicho este jueves, sobre los «elementos sustanciales» afectados por las supuestas maniobras de obstrucción a la investigación.

Muy diferente ha sido el tono de la primera comparecencia de esta tarde en la comisión, protagonizada por el coronel de la Guardia Civil y exdirector del Gabinete de Coordinación y Estudios de la Secretaría de Estado de Interior Diego Pérez de los Cobos y que ha estado salpicada de sucesivas interrupciones y momentos tensos con los diputados de ERC y la CUP Gabriel Rufián y Mireia Vehí.

De los Cobos ha eludido hablar de su papel en el manejo de los fondos reservados con los que supuestamente se pagó la operación Kitchen de espionaje a Bárcenas, alegando que se trata de una materia reservada y dejado claro que nunca oyó nada de este operativo.
Tras los halagos a su trayectoria profesional de PP y VOX, el turno de ERC y la CUP ha servido para reprocharle su actuación al mando del dispositivo policial en el 1-O.

«¡No me interrumpa!», «¿puedo intervenir sin que me interrumpa?», «voy a intentar contestar por quinta vez», «¿puedo ya contestar?», «estoy hablando yo», le ha dicho una y otra vez De los Cobos a Rufián en su turno de preguntas, en vista de que, cuando intentaba responder, el congresista le cortaba hablando por encima de él.

No ha sido el único agrio enfrentamiento entre De los Cobos y uno de los miembros de la comisión, pues en el último turno la diputada de la CUP Mireia Vehí ha vuelto a criticar su papel en el 1-O.