El expresidente del gobierno español Felipe González. | J.M.A.

TW
51

El expresidente del Gobierno Felipe González ha avisado este jueves al Ejecutivo de Pedro Sánchez de que no se puede construir un «proyecto de futuro» en España como «Estado nación» con partidos como ERC y EH Bildu, partidarios de que «se desguace» el país «con supuestos derechos autodestructivos de autodeterminaciones». Además, ha reivindicado su derecho a seguir dando su opinión, y ha avisado de que no va a consentir que nadie le mande callar.

«Para mí no son interlocutores válidos», ha afirmando en una entrevista en Onda Cero, en la que ha criticado el acuerdo sellado entre el Gobierno y ERC para los Presupuestos, y el apoyo que Bildu ya ha anunciado que va a prestar.

Según González, estos dos partidos quieren «acabar con España» y, por ello, no se les debe tener en cuenta a la hora de construir un horizonte a medio y largo plazo. «Yo no aceptaría su capacidad de interlocución porque va en dirección contraria de lo que pienso que es un proyecto de España democrático descentralizado y europeísta», ha añadido.

En este sentido, ha advertido de que los partidos que como ERC y EH Bildu quieren la independencia no están interesados en que haya un proyecto que fortaleza España como un «espacio público compartido», aunque ha recocido la «coherencia» de estas formaciones en la persecución y la defensa de sus intereses.

A su juicio, también el vicepresidente segundo y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, tiene su «estrategia» de convertir España en un «Estado plurinacional con derecho de autodeterminación». «Naturalmente esa estrategia converge con Bildu y con ERC pero eso no define un proyecto de país», ha sentenciado.

«En algún momento habrá que reconducirlo», ha señalado, al tiempo que ha defendido que el Gobierno de Pedro Sánchez debería fijarse en lo que hacen sus socios europeos, donde lo habitual, según González, es que los socialdemócratas pacten con los liberales, y apostar por buscar alianzas con el PP y Ciudadanos. «En eso tienen que estar el PP y Ciudadanos, sin duda alguna, si es que queremos tener algún recorrido», ha apostillado.

«Cada vez se abre más una grieta de una especie de bloqueo autoexcluyente y esto es lo que me preocupa en el horizonte de futuro», ha confesado el expresidente, antes de señalar que habrá que ver, tras los Presupuestos y los pactos con los independentistas, cómo define el Gobierno un proyecto de España «que es para todos».

En este punto, ha avisado de que esto implica tener en cuenta no sólo los objetivos, sino si esos objetivos defienden «que España es un proyecto de futuro, un Estado nación que no va a permitir, ni pactar ni admitir que se desguace España, que se separen con supuestos derechos autodestructivos de autodeterminaciones».

En relación a la apelación que hace sobre todo Unidas Podemos de pactar con estas fuerzas al enmarcarlas dentro de una mayoría progresista, González ha defendido que precisamente «no es progresista querer romper España o dividirla». De hecho, ha asegurado que se trata de planteamientos «reaccionarios», ya se expresen desde la izquierda o la derecha.

«Es lo menos progresista que hay. Los españoles necesitan saber que estamos en una crisis extraordinaria profunda y que podemos aprovechar la oportunidad de los fondos europeos o que vamos a tener una deuda pública extraordinariamente alta», ha añadido.
Aunque ha defendido que «claro que España puede remontar esta situación», ha asegurado que para ello, es necesario «unir en el esfuerzo a la inmensa mayoría de los españoles» y tener claro que «negar la realidad no es una posición progresista» sino «irreal e irresponsable».

Asimismo, el exlíder socialista ha confesado que a veces tiene «un sentimiento de orfandad» con la actual dirección del PSOE. «Ahora hay cosas que no entiendo y que creo que nos pasa a muchos y por eso esa no compresión y que a veces te preocupe e inquiete o ese sentimiento de orfandad representativa», ha ahondado.

Además, ha criticado que, a su parecer, el PSOE tiene ahora «una infinita verticalidad», y cada vez menos debate interno. «Hay una apelación a más participación y más democracia interna que se resuelve en la dirección contraria», ha afirmado, tras matizar que este es un fenómeno común en la política actual, que afecta también a Podemos, PP o Ciudadanos.

Sea como sea, ha asegurado que él va a seguir dando su opinión. «Hace 24 años que dejé el Gobierno y no represento a nadie ni pretendo, pero tampoco voy a consentir nunca que nadie me mande callar», ha avisado, al ser preguntado por la respuesta de la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, a las críticas de dirigentes históricos del partido, afirmando que ahora es el tiempo de su generación, aludiendo a su edad.

«Me parece una argumentación pobre. Decir: apartáte que me toca a mí», ha criticado. «Para la vida, como entiendo yo el socialismo democrático, es imprescindible que haya libertad para opinar», ha defendido. «Si alguien me manda callar diciendo que es socialista, yo sé que no es socialista», ha zanjado.

Preguntado sobre si tiene intención de embarcarse en algún proyecto o plataforma con otros socialistas históricos descontentos con la deriva que está tomando el partido, González ha descartado esta opción, pero ha dejado claro que va a seguir hablando cuando considere que debe hacerlo. «Pero no estoy dispuesto a hacer nada a estas alturas de mi vida», ha remarcado.

Y sobre las críticas de los que dicen que se ha acercado a la derecha con el paso de los años, ha respondido que «hay mucha gente a la que le faltan ideas» y que se pone «una coraza» para ocultar esa falta de ideas. «A mí eso me interesa poco», ha zanjado.