Los pediatras aconsejan vacunar de la gripe a los mayores de 6 meses. | Efe

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El presidente de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP), Fernando García-Sala, recomienda la vacunación universal de la gripe a partir de los seis meses porque esta enfermedad vírica «se va a confundir mucho» con la COVID-19, con la que coincidirá este invierno.

«Es algo que estamos pidiendo desde hace tiempo», asegura García-Sala y aconseja vacunar de la gripe no solo a los niños de riesgo (con patología pulmonar o inmunológica) sino a todos, y recuerda que esta vacuna anual es «de las más baratas», «superefectiva», cubre la influenza A y B y los dos serotipos de cada uno de ellos y no produce efectos secundarios.

La gripe, apunta, «es una enfermedad vírica que se va a confundir mucho con la COVID, con lo cual me encantaría que todos los niños se vacunen de gripe. Si tengo a un paciente que está vacunado, voy a poder descartar un diagnóstico y centrarme en otro».

El presidente de la SEPEAP reconoce el problema de que pueda haber vacunas para todos, ya que hay grupos de riesgo prioritarios para recibirla y este año, por la pandemia, «la gente se va a volcar para vacunarse y quizás tengamos una falta de vacunas contra la gripe», y considera que este problema «ya se tenía que haber planteado hace unos meses para prevenirlo».

García-Sala cree importante que los menores acudan de forma presencial al colegio porque, explica, durante el confinamiento los pediatras han visto casos en niños con problemas de miedos, inseguridades, ansiedad, alteraciones del sueño y terrores nocturnos, y en el caso de los adolescentes, alteraciones en el carácter porque les afectaba no poder estar en contacto con sus amigos o parejas.

Además, indica, se ha producido un aumento de la obesidad entre los menores, ya que a consecuencia del confinamiento han estado más sedentarios y han hecho menos deporte.
Valora la importancia del colegio para el desarrollo social infantil pero advierte de que debe haber «igualdad de oportunidades», pues si las clases son virtuales habrá alumnos que puedan tener los medios para seguirlas desde casa pero otros no.

A su juicio es clave que haya «colegios seguros» y señala que desde la Administración y los centros educativos se está haciendo un esfuerzo para que se cumpla la distancia social, el uso de mascarilla y el lavado de manos, algo en lo que han de colaborar las familias.
«Nos preocupa ver imágenes de grupos de padres y alumnos en las puertas del colegio, es necesario que los alumnos hagan la entrada al centro de forma escalonada, a diferente horas», indica para añadir que considera que los menores «se han concienciado del problema y cumplen las normas de higiene» y defender que haya actividades extraescolares, pero también con la seguridad necesaria.

A su juicio, la medida adoptada por ayuntamientos como el de València de cerrar de nuevo los parques infantiles fue «correcta» porque si en los colegios los niños están «en una burbuja», cuando salen «el riesgo sigue existiendo y no pueden ir al parque a juntarse con otros niños».

«Debemos concienciarnos de que estamos en una situación donde tenemos que hacer las cosas de manera correcta en casa, el colegio o la calle. El virus no sabe de espacios y se debe cuidar especialmente la protección a los abuelos, que son los más vulnerables», sostiene.

Admite que era «previsible» que hubiera casos de COVID-19 en los colegios, aunque destaca que, de momento, «no es una cosa que esté disparada» y asegura que el problema es «cuando un niño tiene fiebre».

En este ultimo aspecto, lanza un mensaje de tranquilidad y señala que los niños «tienen fiebre, mocos y diarrea; antes de la COVID tenían mocos, fiebre y diarrea, y no debemos volvernos locos y cada vez que un niño tenga 37,5 grados de fiebre hacerle una PCR. Eso no puede ser porque vamos a acabar con el sistema».

A su juicio, «es una faena que tengamos que estar haciendo continuamente un montón de pruebas. Si tiene una secreción nasal no es óbice para que no vaya al colegio, porque los niños pequeños tienen mocos continuamente y hay que asumirlo. Otra cosa es que tengan fiebre y dificultad respiratoria que nos puedan orientar hacia una covid o hacia otra patología».

A la hora de hacer una PCR a un niño con 37,5 grados de fiebre «tenemos que ser más críticos, buscar algo más, porque pueden tener una otitis o amígdalas. No vamos a hacer 'fiebre, igual a PCR', porque si no habría que hacer una prueba de detección cada día, porque los niños tienen fiebre de forma habitual».

Para García-Sala será «muy importante» el nuevo test rápido de diagnóstico de antígeno, porque se determina en diez minutos si se tiene o no COVID-19.

Asegura que los pediatras están preocupados porque la situación de la Atención Primaria «está desbordada», con agendas de más de 60 niños, algo que «es demencial porque es muy difícil de poder atender», y también denuncia que los protocolos «cambian continuamente» y el pediatra «no sabe bien qué hacer».

También afirma que es «fundamental» la cita previa para no «colapsar» la Atención Primaria y que el pediatra y la enfermera valoren la posibilidad de que el menor no vaya al centro de salud o demore su asistencia si tiene un cuadro leve. «Nos preocupa que aún no ha empezado la patología grave, aún estamos con una patología banal».

De hecho, señala, el lavado de manos y las mascarillas evitan el contagio no solo del coronavirus, sino de otras enfermedades, y hay «una pequeña disminución» de la patología habitual que se veía en esta época del año y también menos diarreas: «Hemos mejorado el ambiente epidemiológico en general».