Andrea Ferrando, este miércoles, en la Plaza Colón de Madrid.

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«El día que anunciaron que se cancelaban todas las clases en Madrid fue un poco caos. Son quince días sin ir. La mayoría de personas están volviendo a sus casas». Albert Nadal es uno de los mallorquines que se ha visto afectado por la suspensión de la actividad en los centros escolares tras la expansión del brote de coronavirus, desde su piso de estudiantes explica a Ultima Hora cómo se están viviendo estos días.

Este estudiante de la Universidad Autónoma de Madrid asegura que en los campus se ha vivido hasta el momento con total normalidad la pandemia de la COVID-19. «No había gente con mascarillas, quizá algún extranjero», dice. Por otra parte, cuenta que recibieron la noticia con cierto escepticismo, ya que les parecía en un primer momento una medida «un poco exagerada».

Andrea Ferrando se asoma por la ventana de su piso de estudiantes en Madrid y ve a una señora con mascarilla. «Las calles están vacías. Sobre todo en el metro, hay la mitad de personas que un día normal». Es estudiante de un Máster de Periodismo televisivo en la Universidad Rey Juan Carlos, desde el pasado martes intenta hacer «vida normal» pese a la psicosis que hay por el avance del virus.

«El máster tiene una duración de un año, en junio teníamos vacaciones y luego empezábamos las prácticas. El lunes ya nos comunicaron que las clases se recuperarían ese mes, por tanto, hemos perdido las vacaciones de verano», explica la joven mallorquina.

Sin embargo, Albert asegura que todavía no tienen noticias de qué pasará con los días de clase que han perdido. «No nos han dicho nada, suponemos que se mantienen las fechas de entrega de los trabajos. Algunos compañeros si que están recibiendo clases en una plataforma online», explica. Estas quince días los aprovechará para volver a casa: «Me voy a ir a Mallorca», dice.

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Una ciudad que intenta hacer «vida normal»

Albert y Andrea no contaban con no tener clases durante dos semanas. Ni ellos ni los más de 300.000 alumnos que cursan sus estudios en alguna de las seis universidades publicas y ocho privadas de Madrid. Uno de cada cuatro alumnos es de otra comunidad.

«Ayer fui a entrenar», dice el joven mallorquín. Mientras Andrea cuenta que ella y su grupo de amigos intentan hacer «vida normal». «No podemos quedarnos en casa, estamos bien de salud. Aun así, no hay muchas cosas que hacer, han cerrado todo y tenemos que buscar planes», cuenta.

Un día no muy diferentes a los de hace unas semanas. «Más que miedo, hay incertidumbre», asegura. Algunos de los estudiantes de las universidades de Madrid si que han intentado se más cautos e intentar no salir de la comunidad, mientras que otros ya han cogido una avión para pasar unos días en casa.

Una enfermedad que la OMS ha calificado este miércoles de pandemia y que deja a España desconcertada desde hace unas semanas. Colas en los supermercados, escasez de productos y eventos suspendidos. «La situación está así. La gente está como loca en los supermercados. Hay mucha gente desesperada», cuenta Andrea.

Ambos coinciden en que las calles están «más vacías» y que, sobre todo, se nota que hay menos gente en el transporte público.