Los toros de la ganadería sevillana de Miura, a su paso por el tramo de Telefónica, durante el octavo y último encierro de los Sanfermines 2019. | Efe - Daniel Fernandez

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Los Sanfermines 2019 llegan a su fin en una jornada marcada por la emoción de las despedidas que ha comenzado con un peligroso encierro con toros de la ganadería sevillana de Miura que ha dejado tres heridos por asta.

La coincidencia del último día de las fiestas en honor de San Fermín en domingo hace que miles de personas se congreguen en las calles de Pamplona dispuestas a disfrutar hasta el último momento, hasta que esta noche en el mismo escenario en el que todo empezó el 6 de julio, en la plaza Consistorial, se entone el «Pobre de mi».

Ajenos a lo que suceda a partir de entonces, corredores y espectadores no han faltado a su cita matinal con las dianas y posteriormente con el encierro, que en esta ocasión ha tenido como protagonista a un toro colorado de nombre Rabanero, que tras resbalar en Mercaderes ha quedado descolgado del grupo y ha recorrido en solitario el trayecto desde Estafeta hasta el coso.

A su paso ha dejado tres corneados, el primero de ellos en Estafeta, el australiano J.C., quien presenta una cornada de 15 centímetros en el muslo izquierdo. Posteriormente en Telefónica ha corneado a M.P.S., de Alcobendas (Madrid), quien presenta una herida por asta en la axila, y también al australiano B.K., quien presenta una cornada en el brazo.
Los primeros bureles han llegado sin mayores incidencias y a gran velocidad a los chiqueros de la plaza de toros, mientras que Rabanero se ha entretenido en el coso y ha obligado a intervenir a los dobladores ante sus intentos de darse la vuelta, lo que ha prolongado el encierro hasta los 2 minutos y 42 segundos.

Rafael Rubio «Rafaelillo», Octavio Chacón y Juan Leal serán por la tarde los encargados de torear a los bravos en la última corrida de la feria de San Fermín.

Finalizada la carrera, las primeras despedidas, la de los mozos que año tras año acuden fieles a su cita, y el inicio de la retirada del vallado, compuesto por 900 postes, 2.700 tablones, 2.500 cuñas y 70 puertas de distintos tamaños, una parte indispensable del dispositivo de seguridad del encierro, en el que los astados cubren los 848,6 metros que separan los corrales de Santo Domingo de la plaza.

La Octava en honor a San Fermín, el último acto institucional de las fiestas, ha reunido a numerosos pamploneses que han acompañado a la comitiva, encabezada por la corporación municipal, que se ha dirigido desde la plaza Consistorial hasta la parroquia de San Lorenzo.

Allí se ha celebrado una ceremonia en la que el párroco Javier Leoz ha recordado a José Javier Múgica, concejal de UPN de Leitza asesinado por ETA el 14 de julio de 2001, y Miguel Angel Blanco, edil del PP de Ermua, secuestrado por la banda terrorista y asesinado el 13 de julio de 1997.

Además ha pedido una oración especial por los afectados por las devastadoras inundaciones de la Zona Media de Navarra, en especial a por la residencia de ancianos, muy dañada, a las que se ha destinado la colecta.

Finalizado el oficio religioso, la comparsa de Gigantes y Cabezudos ha acompañado a la corporación en su regreso a la casa consistorial, con miles de personas que no han querido perderse su despedida, bailes que han emocionado a pequeños y mayores y un nuevo homenaje a La Pamplonesa, que en su centenario fue la encargada de lanzar el chupinazo.
Pese a la tristeza de muchos por la despedida, la fiesta continúa en las calles con actividades para niños y música en diferentes espacios de la ciudad durante toda la tarde.

El diseñador Francois Philibert de la pirotecnia Kuma Fireworks de Montreal (Canadá) será el encargado de cerrar el concurso internacional de fuegos artificiales de autor, al que seguirá el tradicional «Pobre de mí», que pondrá fin a medianoche en la plaza consistorial a estos Sanfermines, al tiempo que marcará la cuenta atrás para las fiestas de 2019.

Con el fin de las fiestas llegan los primeros balances y así el alcalde de Pamplona, Enrique Maya, ha destacado la «normalidad» y el buen ambiente con el que han transcurrido los Sanfermines, a excepción de una denuncia por agresión sexual que se está investigando y ha sido condenada por todos los grupos municipales y algunos incidentes durante el chupinazo y la procesión.