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El presidente del PP, Pablo Casado, ha recalcado que su único interlocutor en Andalucía es Ciudadanos, con el que quiere alcanzar un «acuerdo global» para acabar con el «régimen» socialista y sobre el que deberá pronunciarse después Vox, al que ahora da por excluido de cualquier negociación.

«La negociación es con Ciudadanos», ha insistido Casado en una conversación informal con periodistas en el Congreso de los Diputados tras el acto institucional de conmemoración del 40 aniversario de la Constitución.

Ha incidido en que, una vez que haya candidato a la investidura, que solo puede ser el líder del PP andaluz, Juan Manuel Moreno, «los votos son claves».

Y si Vox, al que hasta ahora no había descartado en ningún escenario, vota en contra o se abstiene y no permite que la investidura salga adelante tendría «mucho que explicar», porque podría suponer repetir elecciones.

Casado se ha mostrado convencido de que habrá acuerdo con Cs y ya están «en marcha las conversaciones para este pacto», aunque aún no se sabe si puede ser de investidura, de legislatura o de gobierno.

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No ha querido pronunciarse sobre cuál de las tres opciones prefiere y, tras pedir «tiempo y discreción», ha afirmado que la relación que mantienen con Rivera «facilita mucho las cosas».

Tanto que le ha propuesto en privado «optimizar el espacio electoral», de tal modo que Cs busque crecer por el centroizquierda y aprovechar el «nicho de mercado» y el «campo tremendo» que tiene en ese espacio.

Y si el PP crece por el centroderecha entre los dos partidos podrían gobernar con mayoría absoluta «en un año o en seis meses».

«Si yo fuera Ciudadanos ocuparía el espacio del centroizquierda», ha afirmado Casado, cuya teoría de la «optimización» pasaría por «ser generosos» y no tratar de invadir uno el electorado del otro.

Ha insistido en que Ciudadanos, que nació partiendo del PSC, tiene que aprovechar el «boquete» que deja el PSOE en España y atraer muchos votantes socialistas.

Cs, por otro lado, no renuncia a que su candidato sea Juan Marín y también priorizan la negociación con el PP, aunque tienen intención de hablar con los socialistas para ver si pueden negociar una abstención a un acuerdo de gobierno liderado por el partido naranja.
Creen que tienen la llave del cambio en Andalucía y van a pelear hasta el último momento por la Presidencia de la Junta y dar la vuelta a casi cuarenta años de socialismo, que, según ellos, está inmerso en una profunda división entre quienes quieren pasar sin más a la oposición y los que apuestan por irse a la oposición pactando condiciones con el Ejecutivo que salga.