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Un hombre de 52 años, de origen español, ha sido detenido hoy en Madrid por la policía por su presunta integración en la organización terrorista Dáesh, para que realizaba labores de captación, adoctrinamiento y adiestramiento en favor de ella, informa el Ministerio del Interior.

Este hombre, del que no se ha facilitado el nombre, había sido condenado ya por su integración en la organización terrorista Al Qaeda, y tras su puesta en libertad, ha desarrollado «en los últimos años un perfil afín a la figura del cibersoldado, la versión 2.0 del combatiente yihadista que emplea la red informática para compartir, interactuar y propagar el ideario terrorista».

Lejos de reconducir su conducta, afirma el Ministerio del Interior, el detenido «había implementado sus acciones como parte de su compromiso con los postulados ideológicos y terroristas de Dáesh».

Tras convertirse en «el primer condenado en España por los atentados acaecidos en Nueva York el 11 de septiembre y después de más de nueve años en prisión», afirma Interior, por «pertenencia o integración en organización terrorista y tenencia ilícita de armas», salió de prisión en mayo de 2011.

A pesar de haber afirmado en declaraciones a los medios de comunicación, que él buscaba «vivir en paz» y que no era un terrorista, el detenido continuó siendo objeto de seguimiento por parte de los agentes de la Policía Nacional.

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Los investigadores detectaron que había «renovado su compromiso desarrollando actividades de muyahidin virtual» para cumplir con «los requerimientos de la Yihad Virtual o Electrónica y actividades de adiestramiento operativo de terceros dentro de la Yihad Violenta».

El detenido había desarrollado un sofisticado «modus operandi» virtual para llevar a cabo «una activa labor de difusión masiva en Internet al objeto de no ser detectado», dice Interior.

Al parecer, hacía acopio de una importante cantidad de material que «alojaba de manera simultánea en varios de sus perfiles, o a través de hilos de mensajería instantánea para alcanzar al mayor número de personas».

Junto a este adoctrinamiento intelectual, «otro pilar fundamental en su estrategia delictiva era realizar el adiestramiento operativo en técnicas de combate de otras personas», para lo que publicaba vídeos «en los que él mismo aparecía manejando armas blancas con gran destreza, acompañados de mensajes altamente explícitos, dirigidos a la comisión de acciones terroristas».

Según el ministerio del Interior, el detenido «incidía especialmente en el acondicionamiento psicológico de los nuevos reclutas, a los que preparaba mentalmente para que finalmente mostraran su disposición a cometer atentados terroristas, amparados en mandatos divinos sobre el martirio».

La operación, que continúa abierta, ha sido llevada acabo por agentes de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional bajo la supervisión del Juzgado Central Instrucción Número dos y coordinación de la Fiscalía de la Audiencia Nacional.