Imagen de archivo de Alfonso Guerra en Palma de Mallorca. | Teresa Ayuga

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El exvicepresidente del Gobierno y dirigente histórico del PSOE, Alfonso Guerra, ha defendido este miércoles enviar al Ejército en Cataluña en caso de que la policía no fuera capaz de controlar la situación generada por un «movimiento prefascista» independentista que está intentando dar «un golpe de Estado».

En una entrevista en Onda Cero, recogida por Europa Press, ha recordado que en París lleva un año el Ejército en la calle por la amenaza terrorista y eso no hace que Francia deje de ser un país democrático.

Guerra ha saludado el mensaje que dirigió anoche el Rey a los españoles porque puso «el acento donde hay que ponerlo, en los golpistas», con los que cree que no se puede negociar. «Cada vez que se ha hecho una concesión a los nacionalistas no ha servido para aplacar sus ambiciones nacionales», ha aseverado, antes de mostrar sus dudas sobre la necesidad de reformar la Constitución para ofrecer un nuevo encaje de Cataluña en España.

En su opinión, el modelo de Estado descentralizado no ha funcionado en Cataluña, por lo que, si se reforma el modelo territorial quizás habría que hacerlo en el sentido de recuperar competencias para la Administración central.

LA SOCIEDAD DEBERÍA MOVILIZARSE

El histórico dirigente socialista ha admitido estar «muy preocupado» ante este «intento de golpe de Estado» a la democracia. Le extraña no percibir en la sociedad española una reacción de mayor preocupación «ante un acontecimiento tan grave», a diferencia de lo que ocurrió en el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, «cuando toda la sociedad se movilizó».

Este silencio en la ciudadanía española Guerra lo interpreta como un síntoma de estar viviendo «bajo el síndrome de la dictadura». Sin embargo, él reivindica que el Estado de Derecho debe utilizar los instrumentos democráticos que le otorga la Constitución y las leyes.

En ese sentido, acusa de indecisión al Ejecutivo de Rajoy, que, pese a lo complicado de la situación, no puede dejar «pudrir» las cosas.

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Guerra arremete también contra la comprensión que los independentistas han tenido en Europa, donde sus instituciones y gobiernos han criticado las cargas policiales contra los ciudadanos que quisieron votar en el referéndum. «¿Se han vuelto locos? ¿En cualquier manifestación del G-20, ¿han visto como actúa la policía en esos casos?», ha cuestionado.

«Aquí todo el mundo se rasga las vestiduras porque se creen que están en una dictadura y no tienen el derecho», pero el Estado tiene «la obligación» de defender la democracia con los instrumentos» legales de los que dispone, insiste Guerra, que ha reiterado su apuesta de aplicar el artículo 155 de la Constitución en Cataluña, que permite al Gobierno adoptar las medidas necesarias para forzar a las autoridades catalanas a cumplir con la legalidad.

EUROPA DEBERÍA PREOCUPARSE POR LOS MOSSOS

A Europa, le advierte de que debería preocuparse por la existencia en Cataluña de «una policía política que no obedece» las órdenes judiciales. Del jefe de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, rechaza que pueda ser considerado un héroe. En su opinión, es un «traidor a la democracia».

Y alerta de que en Cataluña, desde hace ya mucho tiempo, se está organizando con dinero público y bajo la dirección de la presidenta del Parlamento, Carme Forcadell, una minoría a la que ha equiparado con un «movimiento prefascista» que está «envenenando» a la sociedad a través de la educación y del control de los medios de comunicación. «Todos los fascismos han nacido siempre de un movimiento nacionalista», ha advertido.

Guerra ha recordado que Hitler también convocaba en la Alemania nazi a millones de ciudadanos, pero cuando terminó la Segunda Guerra Mundial «nadie había pertenecido al partido nazi». «Pues aquí tenemos que hacer lo mismo, educar a la gente, cambiar lo que están haciendo y dentro de poco, si se hace con inteligencia, dirán: 'yo, ¿nacionalista?, no lo fui nunca'», ha vaticinado.

EL ERROR DEL ESTATUT

El presidente de la Comisión Constitucional del Congreso cuando se reformó el Estatut catalán en 2006 ha reconocido que la propuesta del president Pasqual Maragall de actualizar ese estatuto fue «un gran error».

Y revela que el entonces diputado de CiU Josep Antoni Duran i Lleida le dijo varias veces en privado que no habría estatuto porque iban a proponer en el Parlament uno tan ambicioso que el PSC no lo podría aceptar. «Pero votaron que sí», lamenta Guerra.

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