Mariano Rajoy, en el Congreso de los Diputados. | ANDREA COMAS

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El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha asegurado este miércoles que «si hay algún país que está preparado para responder» al reto de los refugiados y la inmigración, ese es España.

Rajoy ha defendido la preparación de España ante este reto en su intervención ante el pleno del Congreso para dar cuenta de las últimas cumbres europeas, entre ellas la que cerró los días 17 y 18 de marzo un pacto con Turquía sobre los refugiados.

El jefe del Ejecutivo ha insistido en las bases existentes en España para hacer frente al problema de los refugiados y de la inmigración «porque esa es la voluntad y el deseo de los españoles» y «porque ese será siempre el empeño de su Gobierno».

En ese contexto, ha recordado que España vivió una crisis similar a la que está sufriendo ahora Europa cuando en el año 2006 más de 36.000 personas, «jugándose la vida», llegaron irregularmente por vía marítima desde África Occidental a las Canarias.

Y para resolver con éxito aquella crisis ha señalado que se adoptaron una serie de medidas fundamentadas en la cooperación con los países origen y tránsito de aquella inmigración.

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Rajoy ha hecho hincapié en la fecha de aquella crisis, 2006, para subrayar que fue el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero el que la abordó en primer lugar.

«Fue el anterior gobierno, pero como en cualquier política de Estado -ha precisado- tuvo su continuidad con el actual Ejecutivo».

El presidente del Gobierno ha mostrado la total disposición de España a seguir colaborando para hacer frente a la crisis de los refugiados y, para ello, ha recordado que se ha incrementado de forma considerable la dotación presupuestaria en materia de protección internacional.

Con este esfuerzo presupuestario ha explicado que España prevé acoger no sólo a los refugiados que lleguen a sus fronteras, sino también los derivados de las cifras de reubicación y reasentamiento asumidas en el ámbito de la UE.

Al concluir su intervención y mientras los diputados del PP le aplaudían, varias decenas de parlamentarios de Podemos, entre los que no estaban Pablo Iglesias ni otros dirigentes de su cúpula como Íñigo Errejón, se han puesto en pie y han cruzado en alto sus antebrazos en señal de protesta por la política de derechos humanos de la UE.

Fuentes de Podemos han explicado que se trata de un gesto que se hace habitualmente en las asambleas de este partido para explicitar el desacuerdo con alguna propuesta.