El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. | Juanjo Martín

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El candidato a la investidura Pedro Sánchez intentará, de cara a la galería, llegar a acuerdos con Ciudadanos, pero sabe que eso implica el rechazo de Podemos y un sonoro portazo por parte de los independentistas catalanes de ERC y Convergència, hermanados en la Generalitat en Junts pel Sí.

En cambio, si Sánchez se presenta a la investidura con el apoyo de 161 diputados de todas la izquierda y aunque no pacte por escrito «absolutamente nada» con los soberanistas catalanes, lo cierto es que este órdago tiene gran importancia para los que actualmente gobiernan en Catalunya. Tanta, que «es más que posible que se las ingenien para que sea investido sin que se note mucho que su auténtica apuesta es un presidente del PSOE. El sueño catalán es un Madrid tolerante, fraternal y no agresivo. Además, han sufrido mucho con las embestidas del PP estos últimos años. Llevaban décadas sin tener que soportar un ahogo económico como el que ha sometido Rajoy a la Generalitat», afirman fuentes de Palma conocedoras de como se mueven las actuales correlaciones de fuerzas en Madrid y en Barcelona.

De hecho, «a los soberanistas catalanes lo que les da más miedo ahora es una repetición de elecciones que podría provocar otro crecimiento de votos de la formación de Ada Colau. Prefieren, con mucha diferencia, a Sánchez en Mocloa y «establecer una negociación con Madrid desde una posición de fuerza. Era el verdadero sueño de Artur Mas». En este sentido, «hay que analizar la prudencia con que se está moviendo el nuevo Govern Puigdemont. Los soberanistas catalanes están agazapados, a la espera, no aprovechan el desconcierto madrileño para hacer avanzar el proceso soberanista. Al contrario de ello, observan. Si quisieran de verdad la independencia actuarían de otro modo. Cuando Rajoy era poderoso sacaban cientos de miles de personas a la calle. Pero ahora aguardan el momento de vengarse del PP».

Aunque las declaraciones formales de los líderes de ERC y de Convergència sean de aparente desprecio hacia Sánchez, «en la práctica van a permitir que sea investido. Les interesa. Si se mira con detenimiento se ve que los catalanes vuelven a ser imprescindibles. Están en condiciones de exigir a Madrid más que nunca en materia de pacto fiscal. Es su hora, siempre que entiendan que deben aplazar sine die su apuesta de separación de España. Si se quedan, su sueño secular de formar parte del liderazgo de una España federal estará mucho más cerca de hacerse realidad». Por contra, «si se embarcan en quiméricos movimientos separatistas que hundan a Sánchez lo único que provocarán es nuevas elecciones y rearmar al PP, su adversario irreconciliable».