El líder de Podemos, Pablo Iglesias, interviene en la Asamblea Ciudadana "Sí Se Puede". | Efe

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El líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha asegurado este sábado a quienes hablan de división en su partido que en Podemos no hay censura ni miedo a discutir porque se están «jugando un país», tras lo que ha advertido: «No nos conformamos con llegar hasta aquí, hemos salido a ganar».

Aclamado por sus simpatizantes al grito de «sí se puede», y casi con una hora de retraso sobre el horario previsto, Pablo Iglesias ha abierto con estas palabras la Asamblea Ciudadana de Podemos que este fin de semana estudia las propuestas de principios éticos, organizativos y políticos que deben sustentar el partido.

Iglesias se ha dirigido a las más de 8.000 personas que han acudido al Palacio de Vistalegre de Madrid para invitarles a seguir participando y discutiendo cuál debe ser la estrategia y la táctica de Podemos, que está «cambiando de fase» y dejando de ser únicamente un movimiento ciudadano.

«Nos están mirando porque saben que podemos ganar, aquí está naciendo una fuerza política para gobernar», ha enfatizado después insistir en el miedo que «tienen algunos» a la fuerza de Podemos y de su gente.

Acompañado en el escenario por el equipo técnico que ha preparado la asamblea, coordinado por otro de los portavoces de Podemos -Luis Alegre-, Iglesias ha insistido en el nerviosismo con el que miran a Podemos sus adversarios, los que dicen que están divididos, para quienes ha pedido un «aplauso irónicbr />
«No nos conformamos con llegar hasta aquí, ni con llegar segundos en las generales. Salimos a ganar», ha asegurado, comparando la situación que tienen que afrontar con la final de Baloncesto que enfrentó en 2008 a España y EEUU.

«Creo que estamos en una situación como esa: podemos ganar a los Estados Unidos, lo tenemos muy difícil, por eso no nos podemos equivocar, tiempos muertos los justos, no podemos fallar ni un triple ni podemos cargarnos de personales», ha recalcado.

Ha insistido en defender la discusión interna en Podemos frente a lo que hacen PP y PSOE, donde pactan las familias y se ofrecen puestos de dirección, y ha criticado a la «casta política», que no es la que hace funcionar el país, «ni la que hace que los trenes lleguen a su hora» o que haya buenas escuelas y hospitales públicos.

Iglesias ha apostado por ocupar la centralidad un tablero donde «todas las cartas estaban repartidas» con una mayoría social que apuesta por la decencia.

«El problema de la crisis es que estamos gobernados por golfos y mangantes» y «los que rompen España son los que tienen cuentas en Suiza o en Andorra, del PP o del PSOE, no tienen bastante con las cuentas bancarias», ha afirmado.

Según Iglesias, patria es hablar de la dignidad del pueblo, independientemente de la lengua que se hable o trabajar por los hospitales y los profesionales sanitarios «para no hacer el ridículo. «Esto es sentirse orgulloso de tú país», ha insistido.

Se ha referido a las decenas de miles de personas que hicieron campaña con Podemos en un movimiento que «se estudiará en las facultades de Ciencia Política» y ha vuelto a marcar diferencias con los partidos tradicionales: «Eso no lo tiene nadie, aunque se quiten la corbata y se disfracen del gente normal».

«Es la gente, la gente es nuestra patria», ha indicado para reafirmar el valor del apoyo que ha recibido Podemos en su apenas ocho meses, en los que ha pasado de ser «una cosa pequeña» a verse en las encuestas como segunda fuerza política.

La política, ha continuado Iglesias, implica decisiones difíciles como presentarse a unas elecciones con la marca Podemos, que no se conocía bien, y con su cara en una papeleta: «No me hizo gracia -ha admitido-, pero eso sirvió para que no entrara sólo uno en el Parlamento Europeo, entraron cinco».

Tras la sorpresa inicial, ahora Iglesias cree que hay quien está preocupado de verdad por el ascenso de Podemos y, por eso, han empezado a decir «todo tipo de mentiras».

«Cuánto miedo tienen algunos de que ganemos», ha concluido tras instar a los simpatizantes de Podemos a seguir luchando porque -ha dicho- «el cielo no se toma por consenso, el cielo se toma por asalto».