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España afronta unos días decisivos para seguir recabando votos a su candidatura para ocupar un asiento del Consejo de Seguridad de la ONU durante el bienio 2015-2016, una decisión que se conocerá el próximo 16 de octubre en Nueva York y en la que compite para dos puestos con Turquía y Nueva Zelanda.

El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, se ha volcado en los últimos meses en conseguir que España se pueda sentar por quinta vez en el Consejo de Seguridad, uno de los objetivos principales actualmente de la política exterior y de la diplomacia española, lo que le ha llevado a viajar a numerosos países africanos, asiáticos e, incluso, del Pacífico Sur.

España reconoce que esta ofensiva diplomática no es una «campaña fácil», en palabras del ministro, quien esgrime el «comportamiento ejemplar» en el seno de la ONU, su compromiso con el multilateralismo y el hecho de ser un «socio fiable».

Un país fiable en el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales que apuesta por la convivencia y el diálogo, que se esfuerza en la lucha contra la pobreza, que tiene determinación en el logro de un desarrollo humano sostenible y que tiene un enorme compromiso con la defensa de los derechos humanos.

Esta es la idea que el jefe de la diplomacia española ha trasladado a cada mandatario extranjero con el que ha mantenido reuniones bilaterales en estos meses y que se han incrementado en las últimas semanas teniendo como colofón la Semana Ministerial de la ONU en Nueva York.

García-Margallo ha acompañado estos días a los Reyes y ha mantenido, junto a su equipo más cercano de colaboradores, un elevado número de reuniones multilaterales y bilaterales para lograr votos, como parte de las gestiones que desarrolla por todo el mundo para conseguir que España sea miembro no permanente (con derecho a voto pero no a veto) del Consejo de Seguridad.

La candidatura española es probable que se tratara incluso en la reunión que mantuvieron el rey de España, Felipe VI, y el presidente de EE.UU., Barack Obama, según informaron fuentes oficiales.

A finales de este año saldrán del máximo órgano de decisiones de la ONU cinco países, entre ellos Luxemburgo y Australia, y a una de esas vacantes aspira España.

Nueva Zelanda tiene respaldos en la Commonwealth y en los pequeños países del Pacífico, en tanto que los turcos cuentan con el respaldo de muchos estados musulmanes.

España por su parte espera recabar los apoyos de los países europeos y de América Latina, con la excepción de Brasil que todo apunta a que no lo hará.

«Todo el mundo está haciendo un esfuerzo gigantesco. Estamos haciendo todo lo que podemos», afirmó hace sólo unos días en Nueva York el ministro, quien explicó que la ofensiva diplomática se produce «en las peores circunstancias en los últimos tiempos» debido a las restricciones presupuestarias de España.

No obstante, España sigue con su campaña para recabar apoyos en una votación que se producirá el 16 de octubre y en la que cada Estado miembro depositará dos votos, por lo que las candidaturas elegidas tienen que conseguir al menos dos tercios de los sufragios (129 de los 193 países).

Fue el entonces presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero quien presentó a principios de 2005 la candidatura española, que posteriormente fue asumida por Mariano Rajoy.

España ingresó en Naciones Unidas el 14 de diciembre de 1955 y fue miembro no permanente del Consejo de Seguridad en los bienios 1969-1970, 1981-1982, 1993-1994 y 2003-2004.

Desde 1989 España contribuye a misiones de mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales y desde entonces más de 130.000 militares han participado en 67 misiones.

En un díptico y un folleto distribuido con motivo de esta campaña, se recuerda además que España es la promotora de la Alianza de Civilizaciones, apoya la labor de la ONU en la lucha contra la piratería, puso en marcha el Fondo España-PNUD para el logro de los Objetivos del Milenio -financiado con más de 900 millones de dólares desde 2006- y mil millones de dólares al Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento.

El Consejo de Seguridad es el máximo órgano de decisión de Naciones Unidas y, conforme a la Carta, tiene la responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales.

Está formado por 15 miembros y cada miembro tiene un voto. En él las cinco potencias que ganaron la Segunda Guerra Mundial -Estados Unidos, Reino Unido, Rusia (como heredera de la URSS), China y Francia- tienen puestos permanentes y derecho a veto.

Los otros diez países que completan el Consejo, sin derecho a veto y en calidad de miembros temporales, son elegidos por la Asamblea General para un período de dos años.

Para que una medida se apruebe en el Consejo de Seguridad hacen falta nueve votos a favor y que ninguno de los cinco grandes vote en contra.