GRA051 MELILLA, 01/05/2014.- Los inmigrantes subsaharianos que permanecían encaramados a la valla de Melilla, tras protagonizar un intento de entrada masivo a la ciudad, se han bajado del obstáculo fronterizo tras haber permanecido subidos en él más de seis horas. Los inmigrantes han ido descendiendo por la valla ante la presencia de un fuerte dispositivo policial y han sido entregados a las autoridades marroquíes, que se encontraban al otro lado del vallado. EFE/Paco Guerrero | Paco Guerrero

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Unos 800 inmigrantes subsaharianos intentaron ayer entrar a Melilla en dos asaltos al perímetro fronterizo que se produjeron con apenas unas horas de diferencia y por dos puntos distantes, un objetivo que consiguieron 140. Otros 150 fueron finalmente devueltos a Marruecos tras permanecer unas seis horas encaramados a la valla, donde se registraron momentos de tensión por el enfrentamiento entre los inmigrantes y los agentes.

Según la Delegación del Gobierno, los inmigrantes actuaron con fuerza y virulencia, sobre todo en el segundo de los asaltos, así como durante el tiempo que permanecieron subidos en la parte alta del perímetro fronterizo. Doce agentes de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS) de la Guardia Civil resultaron heridos.

La primera tentativa de entrada, protagonizada por 500 personas, se registró a las 6:00 horas y, poco antes de las 10:45 la segunda, en la que participaron más de 200, aunque en esta última ningún subsahariano consiguió entrar a Melilla.

Libertad

La peculiaridad de las últimas semanas es que los inmigrantes no desisten en su intento de pisar suelo español y persisten en ello subidos a la valla durante horas, desde donde lanzan distintos cánticos, con una frase que suena con mayor frecuencia: «Libertad». Es lo que ha ocurrido en los cuatro últimos asaltos que se han producido, el último de ellos antes de los dos de ayer, hace justo una semana, también por el barrio chino.

La jornada de ayer complica la difícil situación que vive el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), que ya alberga a más de 1.900 personas, casi el cuádruple de su capacidad. Esta última entrada ha obligado a instalar dos tiendas modulares del Ejército, que ha cedido también 40 literas triples. Allí algunos de los recién llegados pasarán su primera noche, tras ser recibidos por muchos de sus compatriotas, quienes les aguardaban a las puertas del centro.