El expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa ante diversos preferentistas y agentes de la policía, es trasladado en coche a su salida de la Audiencia Nacional. | Juanjo Martín

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Decenas de preferentistas se han abalanzado y han aporreado el coche en el que el expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa ha abandonado la Audiencia Nacional mientras le proferían gritos e insultos, al tiempo que le lanzaban globos de agua.

Un vehículo aguardaba a Blesa en la puerta del tribunal al término de su declaración ante el juez Fernando Andreu, que se ha prolongado durante alrededor de una hora, tras lo cual ha dado la vuelta en el garaje de la Audiencia Nacional para abandonar la calle Prim en dirección prohibida, hacia el paseo de Recoletos.

Allí, y a pesar del despliegue policial, le esperaban más de un centenar de afectados por las preferentes, que tras saltarse el cordón policial, han conseguido inmovilizar el coche, han comenzado a zarandearlo y golpearlo y han lanzado contra él globos de agua mientras le proferían insultos como «ladrón» e «hijo de puta».

Los jubilados no eran «ignorantes financieros»

En su declaración, Blesa ha defendido que, mientras estuvo al frente de la entidad, los preferentistas cobraron los intereses de estos productos y ha señalado que un minorista o un jubilado no son unos «ignorantes financieros».

Blesa ha declarado hoy alrededor de una hora ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu por «idear» la emisión de preferentes, durante la cual ha asegurado que el departamento de márketing de la entidad era el responsable de decidir el perfil del inversor y el tríptico informativo, según han informado hoy fuentes jurídicas.

Asimismo, ha argumentado que siempre confió en que los directores comerciales explicaran a sus clientes el producto y que tanto el Banco de España como la CNMV ejercieron un control permanente sobre Caja Madrid, cuya solvencia ha defendido mientras fue su presidente.

El exbanquero, que solo ha respondido a preguntas de la Fiscalía Anticorrupción y de su defensa, ha justificado que los riesgos de las preferentes estaban detallados en el tríptico informativo, por lo que los clientes eran responsables de leerlos antes de firmar.

Ha explicado que la emisión de preferentes de mayo de 2009 se hizo para mejorar la solvencia de la entidad, aunque en aquel momento contaba con un exceso de recursos propios de más de 3.000 millones.

Por ello, ha negado que las preferentes obedecieran a cubrir un déficit patrimonial y ha precisado que muchas otras entidades las emitieron, también a particulares.

En este sentido, el fiscal le ha preguntado por qué el 95 % de los inversores fueron minoristas, el 43 % de los cuales era mayor de 65 años y el 63 % mayores de 50, a lo que ha respondido que estos datos se conocieron después de que él abandonara la caja.