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La exministra Carme Chacón ha considerado hoy que la independencia de Cataluña no es posible ni deseable porque supondrá cuantiosos perjuicios económicos y sociales para unos y para otros, y ha avisado de la urgencia de solucionar la espiral de enemistad que afecta «de forma peligrosa» a la convivencia.

Chacón ha presentado hoy al líder del PSM, Tomás Gómez, en una conferencia durante un desayuno informativo en Madrid, hasta donde ha viajado desde Estados Unidos, donde trabaja desde hace varias semanas.

En su intervención, Chacón ha hecho una alegato en contra del órdago soberanista del presidente de la Generalitat, Artur Mas, pero también de la «inacción» del jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, y ha subrayado que ambas opciones son «falaces y tramposas».

Para un socialista, ha agregado, no basta con decir que la independencia no es posible, porque lo importante es que no debe ser deseable y que entrañará cuantiosos perjuicios sociales y económicos para unos y otros.

Además, ha hecho hincapié en que el separatismo quiere no sólo que «España salga de Cataluña, sino que Cataluña salga de España, rompa con una parte de su ser, una parte de su historia, de su cultura» y que «se ampute una parte de sí misma».

Así las cosas, Chacón ha estimado que si es importante solucionar la crisis económica e institucional que atraviesa España, lo más «urgente» es arreglar la crisis territorial, la que «alimenta una espiral de enemistad entre Cataluña y el resto de España, que algunos llevan incubando desde hace tiempo y que empieza a afectar de forma peligrosa a la convivencia».

En este sentido, ha dicho que se ha visto a muchas naciones reponerse de un revés económico o reemplazar sus instituciones, pero «es mucho más difícil soldar las fracturas del desafecto civil».

Cuando se llega a un punto como el actual, de acuerdo con su diagnóstico, es porque todos han cometido errores. «También nosotros -ha añadido-; no siempre acertamos, pero jamás incitamos al odio, ni socavamos la convivencia, ni hicimos del enfrentamiento entre españoles el eje de nuestra política».

Unos, ha agregado, presentan la «caricatura de una Cataluña avara y egoísta, empeñada en amparar y fomentar su cultura sólo para fastidiar».

«Primero tiran la piedra» y luego esconden la mano», ha zanjado, y para ilustrar estas palabras, y aunque no ha mencionado su nombre directamente, ha hecho alusión a la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que hace unos años decía que no se podía consentir que una compañía eléctrica trasladara su sede de Madrid a Barcelona porque eso sería «salir del territorio nacional» y ahora «imparte lecciones de cómo catalanizar España».

Desde el otro lado, ha apuntado, se propaga «la historia infantil y falaz» de tres siglos de contiendas entre catalanes y españoles y se atribuyen todos los males de Cataluña «al expolio de una España subsidiada y parasitaria».

Frente a esas dos posturas ha situado a aquellos que quieren permanecer juntos, al margen de ideologías, convencida de que, «pese a todo, de un lado y otro del Ebro predomina el deseo de convivencia, predomina el apego a un futuro común».

Y para lograrlo, ha apostillado, no hay recetas ni soluciones infalibles, pero sí «equivocaciones seguras», como lo son «cruzarse de brazos, hacer el juego a Mas, que lleva dos años envuelto en la señera y hablando en nombre de todos los catalanes».

El «peor error», ha alertado, es faltarle el respeto cuando representa a la institución y confundirle a él con toda Cataluña, como ocurrió hace unos días, en una cumbre de países del Mediterráneo celebrada en Barcelona.

Aquel episodio ha sido calificado por Chacón como «un pueril duelo de egos y disputas protocolarias».