La tensión en el PP se palpaba ayer en el Senado. | Emilio Naranjo

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La petición unánime de la oposición para que Mariano Rajoy dé explicaciones del 'caso Bárcenas' y los duros editoriales que medios de comunicación internacionales han hecho contra el oscurantismo del presidente del Gobierno han sembrado dudas en el seno del PP y del Gobierno sobre la conveniencia de que el presidente comparezca en sede parlamentaria.

Este asunto fue el principal tema de conversación durante la mañana de ayer en los pasillos del Senado, donde algunos altos dirigentes del partido han insinuado la posibilidad de que Rajoy diera explicaciones sobre las graves acusaciones del extesorero antes de que acabara el mes de julio. Ninguno de esos dirigentes aclaraba la fórmula que se podría utilizar, pero admitían que se estaba estudiando la manera de evitar que el PSOE cumpliera su amenaza y promoviera una moción de censura.

Los propios diputados del PP creen que ha llegado ya la hora de tomar las riendas y «no dejarse arrastrar por los tiempos que marca Bárcenas», según un parlamentario con cargo en el grupo popular. La tensión era palpable en los pasillos, los diputados de uno y otro partido formaban extrañas parejas alrededor del único tema, la comparecencia de Rajoy y cómo tapar las deficiencias de un sistema incapaz de obligar a un presidente a dar explicaciones, pese a que la sociedad lo demande.

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Los silencios

«Se ha acabado el tiempo de gestionar los silencios. Este proceso va a durar como mínimo dos años, y no podemos seguir así tanto tiempo. Lo hemos estado hablando. El Gobierno y el grupo tienen que ir por delante de los acontecimientos y controlarlos», asegura otro parlamentario cercana a la dirección del PP.

El propio portavoz, Alfonso Alonso ha declarado que su jefe comparecerá, aunque no obligado «por Soto del Real». Un mensaje que su gente ha interpretado como que en Moncloa están buscando la manera de reconducir la situación, sin dar la sensación de que la moción de censura es el detonante.