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La pintora argentina Isabel Mackinlay ha reconocido al juez que cobró 1.500 dólares por dos operaciones ficticias en las que aparecía como mediadora en la venta de unos cuadros de la mujer de Luis Bárcenas, Rosalía Iglesias, quien usó esta compraventa para justificar a Hacienda el ingreso de 560.000 euros.

Mackinlay ha testificado ante el juez instructor del 'caso Gürtel' en la Audiencia Nacional, Pablo Ruz, por videoconferencia desde la Embajada española en Buenos Aires y ha asegurado que firmó dos contratos en los que figuraba como marchante de arte, cuando ella en realidad es pintora y restauradora.

En el primero de los contratos, por el que recibió 1.000 dólares de comisión, ella aparecía como mediadora en la venta de dos tablas del siglo XV propiedad de la mujer del extesorero del PP Luis Bárcenas por 560.000 euros, según fuentes jurídicas.

La mujer ha relatado que Patricio Bel, socio y presunto testaferro de Bárcenas y empleado en la empresa del también extesorero de AP Ángel Sanchís, le pidió en 2006 que firmara el primer contrato porque, según le dijo, su jefe no podía figurar en la operación. La pintora ha explicado que conocía a Bel porque un sobrino de este último iba al colegio con un hijo de ella en Buenos Aires.

Nombre falso

En el contrato, que firmó en el despacho de Bel, la pintora no hizo figurar su nombre actual, sino el que tenía en su primer matrimonio, Isabel Ardanaz, ha reconocido la testigo.

El segundo contrato se firmó después porque Bel le dijo que la primera compra no era correcta y que en realidad no se habían vendido esos cuadros, sino una obra del pintor napolitano del siglo XVII Giuseppe Recco, y por esta otra operación ficticia la mujer recibió 500 dólares de comisión.