Mariano Rajoy ha saludado por error al "presidente del Gobierno". | Youtube

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El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha advertido hoy de que no va a moverse ni un ápice de su política económica porque es la que está haciendo que «esto empiece a funcionar» y ha rechazado volver a medidas «erráticas» que fueron «un disparate» y que casi dejan a España «tumbada en la lona».

Rajoy ha defendido de esta forma ante el pleno del Congreso las previsiones y medidas económicas incluidas en el Plan Nacional de Reformas y el Programa de Estabilidad enviados a Bruselas y que ha reiterado que son «realistas».

Frente a las voces que cree que generan «alarma» al interpretar en esas medidas una variación de la senda económica, ha garantizado que va a perseverar en la misma.

«¿Acaso estaba mejor hacer las cosas como antes, cuando las cifras se empleaban para fantasear, para intentar lucirse, y no servían más que para redoblar la desconfianza hacia España?», se ha preguntado antes de precisar, no obstante, que las previsiones, que indican que continuará la recesión y el paro no bajará, no tienen por qué cumplirse y él es el primer interesado en que algunas yerren.

Lo ha explicado con un símil: «Todo el mundo puede entender que si un médico tiene previsto sacar a un paciente de la UVI en dos semanas y, al final de la primera está en condiciones de hacerlo, no lo retendrá y se saltará su previsión».

«Continuaremos con la misma política, con los mismos objetivos y con los mismos instrumentos», ha enfatizado antes de mostrarse convencido de que «llegará la cosecha» e invitar a los grupos parlamentarios a apoyar al Gobierno en vez de explicitar «buenos deseos y fantasías ilusorias».

No obstante, ha asegurado estar abierto a toda sugerencia útil que contribuya a una senda que ha insistido en que es la correcta. «Ni hemos perdido el tiempo -ha precisado- ni tenemos las manos vacías».

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Rajoy ha recalcado que no se acostumbra a las cifras del desempleo y ha reprochado al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero haber tomado medidas que «estimularon el paro y el gran socavón de la deuda».

«No me pidan que repita ese disparate», ha advertido el presidente del Gobierno, quien ha insistido en que «no existe mejor política de empleo» que la que está llevando a cabo y que todo lo demás es «una caricatura».

Para él, «los gestos para la galería» no sirven para nada, ya los ha conocido España, sería «una frivolidad» repetirlos y hay que rechazar «atajos quiméricos» o «medidas erráticas».

El jefe del Ejecutivo ha recordado que España estaba hace un año al borde de la quiebra, con un sistema financiero que «a punto estuvo -ha dicho- de tumbarnos en la lona», y hoy ya nadie le pregunta si España va a ser rescatada gracias a la capacidad de sacrificio de los ciudadanos.

Para él, se ha obrado «un auténtico vuelco» que ha rechazado que sea fruto de un «milagro» y ha dicho que es consecuencia de que los españoles se lo han ganado «a pulso».

«Nada de esto se lo debemos a la buena suerte, del mismo modo que nada de lo que antes ocurría era fruto de la fatalidad. No fue una fatalidad que entonces nos hundiéramos en el agujero. Nos lo buscamos con obstinación -ha lamentado- y lo agrandamos durante años con empecinamiento».

Rajoy ha rechazado el «triunfalismo» en su relato, ha vuelto a justificar la subida de impuestos debido a la coyuntura y ha destacado la trascendencia de que España haya logrado dos años más para cumplir sus objetivos de déficit, porque, si no, habría habido un «estrangulamiento» económico y social.

Aunque ha explicado que el esfuerzo en términos estructurales en 2013 es muy similar al del año pasado, dos puntos del PIB, ha precisado que se ha aligerado el compromiso con el déficit nominal y eso supone «un alivio» ya que, de otro modo, la situación habría sido «insoportable».