Artur Mas, hoy en el Parlament catalán. | Efe

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El presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha anunciado este martes que convoca elecciones catalanas anticipadas para el domingo 25 de noviembre, como respuesta «excepcional» al rechazo del Gobierno central a su propuesta de pacto fiscal. Asimismo, Mas ha confirmado que, una vez que Cataluña consiga sus «objetivos nacionales», no volverá a presentarse a la Presidencia.

En el inicio de su intervención en el Debate de Política General, que se celebra hasta el jueves en el parlamento catalán, Artur Mas ha asegurado que «hay que traducir en acciones concretas el momento extraordinario que estamos viviendo. Hay que decidir».

«No son tiempos de comodidades institucionales; son tiempos en los que toca jugársela por encima de la comodidad personal o al interés de partido», ha agregado el presidente catalán.

Según Mas, «es el pueblo de Cataluña el auténtico dueño de su destino» y por ello es «necesario que la voz de los 1,5 millones de catalanes que acudieron a la manifestación independentista de la Diada se traslade a las urnas, ya que no hacerlo «representaría un cierto fraude».

«Es la única manera de saber si los que no fueron a la manifestación están todos en contra de lo que allí se dijo, y si los que fueron a la manifestación estaban todos a favor» de la independencia, ha agregado.

De ahí surge la necesidad de convocar elecciones, ya que según Mas, la situación política ha dado un giro: «La combinación de la impresionante manifestación y la negativa a negociar el pacto fiscal me obligan a ser coherente con mis ideas y compromisos».

De hecho, el presidente de la Generalitat ha hecho público que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, le retó a llevar ese pacto fiscal al Congreso para que fuese votado, pero Mas lo rechazó, porque hubiera sido otra «humillación».

Este rechazo al pacto fiscal y las reacciones ante la manifestación de la Diada ilustran, para Mas, que España no entiende a Cataluña. «Se reclama respeto por una de las naciones más antiguas de Europa, soberanía, plenitud nacional y un Estado propio en el marco de la UE», lo que Madrid ha omitido.

«Nos corresponde interpretar los movimientos de la sociedad catalana y actuar en consecuencia», ha dicho, añadiendo que «he interpretado la voz de la calle, que hay que trasladar a las urnas», asegurando que este adelanto electoral es la única forma que ha encontrado para lograr un aval a sus tesis sobre el futuro de Cataluña y las relaciones que debe tener con el resto de España.

Decidir el futuro

Asimismo, ha recalcado que «ha llegado la hora» de que Cataluña pueda decidir su futuro, y de ejercer su derecho de autodeterminación «de forma democrática, pacífica y constructiva».
En este proceso de Cataluña, ha indicado que «no hay que buscarse enemigos exteriores, sólo hay que fijarse en la fuerza interior como pueblo y como nación».

En la recta final de su discurso, el presidente catalán ha anunciado que no volverá a optar a la Presidencia de la Generalitat una vez Cataluña haya logrado sus «objetivos nacionales».

«Una vez que Cataluña haya asumido los objetivos nacionales que el pueblo catalán decida, yo no volveré a presentarme», ha dicho, al tiempo que ha añadido que «espero, deseo y confío en que esos objetivos se alcancen en la próxima legislatura, mejor en una que no en dos. No ha sido una decisión fácil».

Es más, el presidente de la Generalitat ha indicado que su voluntad es dejar «claras» las reglas, indicando que el propósito del adelanto electoral no es lograr que ni él ni CiU se perpetúen en el poder.

Más recortes tras las elecciones

En su intervención, el presidente catalán ha explicado que previsiblemente los recortes presupuestarios seguirán tras las elecciones, y ha advertido de que «prometer a la población que se acabarán es engañar».

Mas ha argumentado que formar parte de Europa significa reducir el déficit actual, por lo que la austeridad es la vía que debe seguir Cataluña, al tiempo que ha defendido que los recortes «no son de derechas ni de izquierdas ni de centro».

Aunque ha admitido que los recortes que ha hecho son «más intensos» de lo que hubiera querido, ha defendido que ha procurado no traspasar líneas rojas y asegurar el mantenimiento del Estado del Bienestar.

El presidente ha achacado la necesidad de Cataluña de acometer reformas a la herencia del Govern tripartito y a la «deslealtad» de los distintos gobiernos estatales. «Zapatero se fue sin pagar y Rajoy ha llegado sin pagar y sin cumplir las deudas» , ha lamentado.

También ha enmarcado en esta deslealtad la inflexibilidad del Estado a la hora de fijar los límites de déficit de las autonomías pese a gozar de un mayor margen por parte de Europa para este ejercicio.

«Es desleal aplicar un proceso de centrifugación del déficit del Estado hacia las autonomías y, al mismo tiempo, culparlas de ser las responsables del déficit y la deuda españolas», ha añadido.

Sin embargo, Artur Mas se ha mostrado convencido de las fortalezas de la economía catalana y asegura que Cataluña no debe aspirar a ser la 'fábrica de España', sino a ser la factoría del mundo entero.

«Queremos respeto hacia lo que somos»

«Nos encontramos en un momento de gran complejidad», ha señalado Mas, para quien Cataluña tiene potencialidades pese a la crisis: han crecido exportaciones y turismo, Fira de Barcelona ha recuperado el liderazgo, y es un territorio muy atractivo para inversores internacionales.

Mas ha asegurado que la historia milenaria de Cataluña, su identidad y su voluntad de ser suponen un aval hacia sus peticiones: «Queremos respeto hacia lo que somos, y no tener que pedirlo cada día ni tener que justificarnos por lo que somos».

«Queremos los mismos instrumentos que tienen las otras naciones para preservar nuestra personalidad colectiva y desarrollar un proyecto propio de país y de sociedad», ha concluido.

Al tiempo, ha reclamado que no se utilice la lengua como herramienta de confrontación, porque también es «patrimonio» de Cataluña, avisando de que se intentará utilizar la lengua y el origen geográfico de las personas para enfrentarlas entre ellas, calificándolo de «aberración».

«Los que tengan esta tentación harían bien en recordar que el castellano también es patrimonio de Cataluña, como el catalán lo tendría que ser de España. Y además, un patrimonio