Varios miles de personas se concentraron ayer en la Plaza de Sant Jaume. | GUSTAU NACARINO

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El portazo del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se daba por hecho en La Moncloa. Incluso los gestos realizados por los dos protagonistas explicaban a las claras el actual distanciamiento. El día anterior el presidente de la Generalitat, Artur Mas, anunciaba que no daría la rueda de prensa en el Palacio de la Moncloa, como había hecho siempre. Por su parte, Rajoy dio dos detalles de la actual frialdad: no bajó las escaleras para saludarle y no respondió él o uno de sus ministros a Mas, ya que se limitó a mandar un comunicado en el que aclara que el pacto fiscal está fuera de la Constitución.

Pero lo que preocupa ahora en La Moncloa es la posibilidad de que Mas convoque elecciones anticipadas la semana que viene para el mes de noviembre. Con el tirón de popularidad que cogerá Mas tras capitalizar el movimiento separatista surgido desde la Diada, se teme que arrase en las elecciones y logre una mayoría absoluta holgada y, en su defecto, podría gobernar sin necesidad de los ‘populares’. Hay que recordar que ahora hay un pacto CiU-PP. Este nuevo escenario preocupa a Rajoy.

Estabilidad

Ante el silencio de Rajoy sobre las posibles elecciones Alicia Sánchez-Camacho, líder del PP catalán, se encargó de dejar la postura del PP. Sánchez-Camacho, ha pedido al presidente de la Generalitat que no adelante los comicios porque Catalunya y el resto de España necesitan «estabilidad» para salir de la crisis, que es, ha subrayado, «la única prioridad».

Tras la reunión entre Rajoy y Mas, Sánchez-Camacho ha llamado al presidente catalán a que «reconsidere su actitud» porque «no es el momento de aventuras ni de incertidumbres políticas».