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La sola promesa de la máxima autoridad monetaria europea de que hará lo «necesario» para preservar el euro causó una euforia en los mercados que llevó a la Bolsa a la mayor subida en dos años y a la prima de riesgo a retroceder 50 puntos. Al cierre, el diferencial de la deuda española -que mide la prima que exigen los inversores por comprar deuda española en lugar de alemana- descendió de la barrera de los 600 puntos, y se situó en 561 puntos.

En paralelo, la rentabilidad que se exige al bono español perdió el peligroso nivel del 7% -que muchos expertos consideran como una advertencia de rescate - y se colocó en el 6,93%. Pero la verdadera euforia llegó a la Bolsa, que se apuntó con fuerza a las compras tras conocer las palabras pronunciadas en Londres por el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, que aseguró que «hará todo lo necesario para preservar al euro».

El Ibex 35, el principal indicador del mercado continuo, se anotó al cierre 364 puntos, un 6,06% -la mayor alza desde mayo de 2010 y la décima mayor subida de su historia- hasta los 6.369 puntos. No obstante, el Ibex sigue acumulando un retroceso del 26% en lo que va de año.

Fiesta

Las principales Bolsas europeas también se beneficiaron del ascenso, especialmente la italiana que se anoto un 5,62%, en tanto que París ganó un 4,07%, Londres un 1,36%, y Fráncfort un 2,75%. El euro también se sumó al carro alcista y superó los 1,23 dólares. Las afirmaciones de Draghi han sido interpretadas por los mercados como un signo de que el BCE está cambiando de opinión, tras haber negado en los últimos días cualquier intervención para suavizar las tensiones que acosan a España e Italia.

De hecho, algunos medios especulan con la posibilidad de que en el corto plazo, la autoridad monetaria anuncie medidas de alivio para estos dos países.

Algunos medios financieros creen que una de las opciones que tiene sobre la mesa el BCE es permitir que el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) pueda obtener financiación del banco central, que utilizaría para comprar deuda de países con problemas. Los expertos creen que este puede haber sido el mensaje que ha llevado el ministro español de Economía, Luis de Guindos, en sus visitas de esta semana a sus homólogos francés y alemán.

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