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España se ha quedado hoy con las manos vacías en el reparto de cargos económicos clave en la eurozona, al perder el asiento que tradicionalmente ocupaba en el Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE) y no lograr tampoco la dirección general del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE).

España no ha logrado el apoyo de los demás socios de la zona del euro a sus candidaturas al BCE y al MEDE en la reunión del Eurogrupo que repartió en la noche del lunes al martes algunos de los puestos directivos más cotizadas en instituciones de la eurozona.

José Manuel González-Páramo, que dejó el 31 de mayo vacante la silla en el BCE, será sustituido finalmente en el equipo directivo de la entidad monetaria de la zona del euro por el gobernador del Banco Central de Luxemburgo, Yves Mersch, con lo que se ha impuesto al actual director del servicio jurídico de la entidad, el español Antonio Sáinz de Vicuña, quien también aspiraba al cargo.

La recomendación del Eurogrupo tendrá que recibir el martes el visto bueno del Ecofin -los ministros de Economía y Finanzas de la UE-, después se abrirá un proceso de consulta con el Parlamento Europeo y el propio BCE y por último el Consejo Europeo tendrá que aprobar el nombramiento oficialmente por mayoría cualificada, lo que podrá realizarse por procedimiento escrito.

España aspiraba a ocupar una silla en el comité del BCE por tercera ocasión tras catorce años de presencia española en el comité, desde que accediera al cargo Domingo Solans en 1998, quien fue sustituido en 2004 por José Manuel González Páramo, que dejó el cargo el pasado 31 de mayo.

No obstante, el acceso de Sáinz de Vicuña al comité era visto con recelo por algunos Estados miembros, especialmente del norte, que consideraban que las economías del sur ya estaban representadas por el presidente del BCE, el italiano Mario Draghi, y el vicepresidente, el portugués Vítor Constancio.

A esto se suma la presión ejercida por los países con la máxima calificación de solvencia, la «triple A», como Luxemburgo, por tener una mayor presencia en cargos económicos clave.

El Comité Ejecutivo del BCE se ocupa de dirigir el funcionamiento cotidiano de la entidad y está formado por seis miembros: un presidente, un vicepresidente y otros cuatro representantes.

Draghi sustituyó en noviembre pasado al francés Jean-Claude Trichet al frente del organismo tras ocho años de mandato.

Su nombramiento estuvo condicionado a la salida de otro miembro italiano del Comité Ejecutivo, Lorenzo Bini Smaghi, quien dejó paso a principios de año al francés Benoît Coeure, lo que reequilibraba la representación de París y Roma en el BCE.

El más veterano en el comité es el portugués Vítor Constâncio que ocupa el cargo de vicepresidente desde 2010.

Las dos sillas restantes las ocupan el belga Peter Praet, desde junio de 2011; y, desde enero, el alemán Jörg Asmussen, ex número dos del ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble.

El nombramiento de Mersch estaba vinculado a la prolongación temporal del mandato de Jean-Claude Juncker como presidente del Eurogrupo, una solución intermedia a las fricciones surgidas entre Alemania y Francia por el puesto.

Juncker lleva al frente del Eurogrupo desde 2005 y está a punto de terminar, el próximo día 17, su tercer mandato de dos años y medio, y el primer ministro luxemburgués ya había adelantado en la última cumbre europea que solo aceptaría permanecer seis meses más en el cargo si Mersch lograba el puesto en el BCE.

Finalmente el Eurogrupo ha decidido que Juncker deba permanecer en el puesto un mandato más, pero fuentes diplomáticas han indicado a Efe que solo se quedará un semestre, hasta finales de 2012.

España tampoco consiguió el puesto «alternativo» que aspiraba ocupar en caso de perder la silla del BCE.

La dirección general del MEDE ha quedado hoy en manos del director del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), el alemán Klaus Regling, lo que ha dejado fuera del reparto a la española Belén Romana García, directora general del Tesoro en el último Gobierno de José María Aznar (1996-2004).