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El Ministerio del Interior ha puesto en marcha un plan integral para la reinserción de los presos de ETA -aplicable también a miembros de otras bandas terroristas y del crimen organizado-, que ha recibido el apoyo del PSOE y el PNV, mientras que las víctimas lo ven como una «cesión» a la banda.

El plan consiste en una serie de iniciativas orientadas a que los terroristas den pasos hacia su integración en la sociedad, y el único requisito para incorporarse al mismo será desvincularse de la organización de forma «clara» y «sólida», sin que, según dijo ayer por la tarde en Luxemburgo el titular de Interior, Jorge Fernández Díaz, deba haber una petición de perdón.

Los internos que se incorporen a estos programas, que se iniciarán en las cárceles del País Vasco y para los que el departamento vasco de Interior y el Ministerio firmarán convenios de colaboración, participarán en «aulas» dirigidas a su educación en valores de convivencia y tendrán formación para facilitar su inserción en la vida laboral cuando recuperen la libertad.

Parón

El ministro ha animado a los presos etarras a acogerse al plan y no dejarse «engañar por ETA», cuyo anuncio de cese de la violencia hace seis meses ha provocado un «parón» en la llamada «vía Nanclares» -a la que se habían acogido una treintena de los más de 600 presos etarras- que Fernández Díaz atribuye a las «falsas esperanzas» difundidas por la banda sobre «indultos generales».

Ahora, a los internos que se acojan al programa se les abre la posibilidad de ser trasladados a cárceles próximas a su domicilio, aunque las fuentes penitenciarias consultadas han insistido en que no habrá «acercamientos automáticos».

Una vez allí, cumplir el resto de los requisitos que exige la ley -como la petición de perdón, la colaboración con la Justicia o el compromiso de satisfacer la responsabilidad civil- permitirá a los reclusos terroristas ser clasificados en un grado penitenciario más flexible.