José Luis Rodríguez Zapatero saluda durante el el 38 Congreso del PSOE celebrado en Sevilla. | Marcelo del Pozo

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El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, ha pedido este viernes a su partido que «a quien mañana sea elegido» como su sucesor le brinden al menos tanto apoyo como le han dado a él y les ha recordado que «el clima de unidad» que tuvo el partido desde el mismo día en que le eligieron fue «decisivo» para que ganase elecciones en 2004 y 2008.

Durante su último discurso como secretario general ante el 38 Congreso del PSOE, Zapatero ha puesto como ejemplo para el futuro a José Bono, al que ganó en 2000 en la carrera por la Secretaría General del PSOE y con el que, sin embargo, ha fraguado una «amistad y una lealtad».

Para Zapatero, más importante que saber ganar y perder es «la amistad, los afectos y la capacidad de hacer muchas cosas juntos». «De saber que nos une ante todo el respeto que debemos todos la historia de este más que centenario partido», ha remachado, a menos de 24 horas de la votación que elegirá entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón.

Excusándose por no poder hacer una lista infinita de agradecimientos, incluida su última Comisión Ejecutiva Federal, Zapatero ha convertido a Bono en el único socialista al que ha dedicado una mención expresa y ha subrayado que su amistad y su lealtad en estos años tienen un «valor político» y «puede ser útil» para el periodo que se abre ahora con una nueva elección.

Su intervención, destinada a presentar el informe de gestión de su Ejecutiva, se ha convertido en un balance de sus 11 años y medio al frente del partido. Aunque ha intercalado alguna broma sobre el proceso de sucesión actual, se le ha visto emocionado en varios momentos y mucho más cuando, tras su intervención en más de una hora, el congreso en pleno le ha dedicado un largo aplauso.

El secretario general ha empezado su discurso con el propósito de centrarse en el informe de gestión y ha dejado para el final la parte más personal. «Siempre estaré con vosotros, a vuestro lado, ayudaré en lo que pueda. Siempre, siempre, conservaré los afectos hacia todos, además de manera sincera», ha manifestado.

Reconociendo el gran apoyo que siempre ha recibido y tras bromear con que en este Congreso hay algo «más importante» que su informe de gestión, ha decidido pedir a los suyos una última cosa: «Que a quien mañana sea elegido secretario general le deis el mismo apoyo que a mí me habéis dado, y debo recordaros que yo lo tuve muy amplio desde el primer minuto», ha manifestado, mientras las cámaras de televisión mostraban a los dos aspirantes aplaudiéndole son gravedad.

Zapatero ha recordado a los suyos que la generosidad y el clima de unidad fue clave para las victorias electorales y se ha mostrado convencido de que se repetirá en este caso, con una elección libre y democrática de los delegados. Dicho esto, ha subrayado que en España puede haber partidos tan democráticos y con tanta «libertad interna y externa» como el PSOE, pero no con más.

El primero en llegar a la cima y en recibir un alud

A su juicio, está claro que «cada delegado sabrá lo que tiene que hacer» pero lo «más importante» es que al día siguiente todos deberán estar «detrás del que tenga el nuevo liderazgo». Eso sí, ha avisado que el líder es como el que va «primero en la cordada» escalando una montaña, que llega a la cima el primero pero «cuando hay una tormenta o un alud también es el primero».

Y para finalizar, les ha recordado los motivos por los que deben estar «todos democráticamente detrás» del nuevo líder: por respeto al «acto soberano de los delegados» con su voto, porque «se lo merece el partido» y ante todo «porque lo necesita España», que en la actual situación necesita un PSOE «unido, con un liderazgo claro, que trabaje, «arrime el hombro y sea alternativa cuanto antes al proyecto del PP».

«Y aquí termina mi tiempo», ha reconocido Zapatero, expresando su deseo de que la nueva etapa del PSOE esté «llena de servicio a España» y a sus ideales de una ciudadanía libre, responsable y que no renuncie a la «aspiración de igualdad fraternal». «Gracias compañeros, y aquí estoy con vosotros», ha finalizado, antes de volver a su asiento en el centro del escenario con un largo aplauso que ha terminado por emocionarle de nuevo.