Una mujer saluda efusivamente al juez Baltasar Garzón a su llegada, ayer, al Tribunal Supremo. | Paco Campos

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El juez Baltasar Garzón negó ayer ante el Tribunal Supremo que fueran razones políticas las que le movieran a declararse competente para investigar los crímenes del franquismo y aseguró que hizo lo que creía que tenía que hacer, por encima de ideologías, para contribuir a la reparación de las víctimas.

«Hice realmente lo que creí que tenía que hacer por encima de ideologías. Los jueces no estamos para ideología, cada uno tendrá la suya pero aquí no ha habido ideología, ha habido cientos y cientos de miles de víctimas que no habían sido atendidas en sus derechos y que ejercitaron su acción penal y el juez tiene la obligación de tratar de investigar esos hechos y de dar protección», ha dicho.

«Son hechos delictivos imprescriptibles», y no políticos, en un contexto del crímenes contra la humanidad, aseguró.

En este sentido, recordó que las denuncias que a partir de diciembre de 2006 presentaron en su juzgado las asociaciones de Memoria Histórica y varios particulares describían un «plan preconcebido» y «sistemático» de eliminación de personas, desapariciones forzosas y enterramientos ilegales que encajaban dentro de crímenes contra la humanidad.

Garzón consideró que no existía prescripción de los delitos puesto que se trataba de desapariciones y ejecuciones permanentes cuyos efectos son también permanentes mientras no aparezca la víctima.

El magistrado negó que sus decisiones entraran en colisión con la Ley de Memoria Histórica y ha aseguró que «verdad, justicia y reparación» es lo que él desea para las víctimas que no han sido resarcidas.