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La agencia de medición de riesgos Fitch ha rebajado en medio punto las perspectivas de crecimiento del Producto Interior Bruto español, de manera que no prevé ningún avance en 2012 y solo espera una mejora del 1,5 % en 2013, según un informe conocido hoy.

En el último estudio al respecto, Fitch apuntaba a un crecimiento del 0,5 % en 2012 y del 1,5 % en 2013.

La delicada situación económica, lastrada por los altos niveles de desempleo, también está afectando al negocio bancario nacional, por lo que ha ratificado que toda la gran banca española tiene perspectiva negativa y está en revisión a la baja.

El informe apunta a que «el endurecimiento de la crisis en la zona del euro, el deterioro del ambiente macroeconómico en España y Europa, el incremento de la volatilidad del mercado y la huida del riesgo pueden afectar negativamente al perfil crediticio de los bancos».

Además, señala que la banca estrictamente nacional tendrá que hacer frente a numerosos «retos», mientras que las entidades con un negocio más diversificado geográficamente -Banco Santander y BBVA- tienen mayor capacidad para compensar sus resultados en España.

Sin embargo, advierte de que a pesar de que la diversificación les da mayor estabilidad, BBVA tiene más de la mitad de su negocio en España y Banco Santander alrededor del 30 %.

El informe apunta también que los costes de acceso a la financiación de los bancos se han visto afectados por el deterioro de la deuda soberana española, la falta de demanda de préstamos y el incremento en las exigencias de reservas impuesta por la Autoridad Bancaria Europea (ABE).

Añade que la mayor parte de los bancos necesita reforzar su capital, un proceso que ya ha comenzado y que para que tenga éxito necesita combinar la generación de capital interno, el canje de convertibles y la venta de algunos activos, así como la optimización de aquellos de mayor riesgo.

El informe asegura que la exposición inmobiliaria continúa siendo un gran riesgo para los bancos españoles, en especial para los más pequeños, lo que, unido al «potencial de recesión», hace prever un deterioro en los préstamos que concede el Sistema Monetario Europeo (SME).