Para muchas personas, conseguir alimentos es imposible porque carecen de recursos económicos para comprarlos. | Efe

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El aumento del precio de los alimentos ha cambiado los hábitos alimentarios del 54 por ciento de las personas de todo el mundo y es la mayor preocupación de ciudadanos de los cinco continentes.

Al igual que en los demás países, la mitad de los españoles afirman no comer lo mismo que hace dos años, aunque sólo un 5 por ciento -más de 2..000.000 de personas- afirma que no tiene suficiente para comer a diario.

Así se refleja en una macroencuesta realizada por Intermón Oxfam como parte de la campaña mundial CRECE, cuyo objetivo es abrir un debate para reformar el sistema de forma que «todas las personas tengan siempre suficiente para comer», ha explicado la organización.

Lanzada con motivo de la próxima reunión de los ministros de Agricultura del G20 en Francia para tratar la crisis global de los precios de los alimentos, la campaña pretende involucrar a toda la sociedad en un debate por internet.

La encuesta fue realizada en 17 países de los cinco continentes -Australia, Alemania, Brasil, Ghana, Guatemala, España, India, Kenya, México, Países Bajos, Pakistán, Filipinas, Rusia, Sudáfrica, Tanzania, el Reino Unido y EEUU-, con entrevistas a 16.421 personas.

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No comer lo mismo

El estudio destaca que el 54 por ciento de los encuestados no come lo mismo que hace 2 años; la mayoría, un 39 por ciento, por el aumento de los precios y un 33 por ciento por razones de salud.

En el caso de España, el 46 por ciento ha cambiado sus hábitos alimenticios; un 33 por ciento por motivos económicos y un 21 por ciento por razones de salud.

En Kenia, por ejemplo, un 76 por ciento de los encuestados afirmó haber cambiado su dieta, y de todos los que lo han hecho, el 79 por ciento culpó al precio de los alimentos.

La directora general de Intermón Oxfam en España, Ariane Arpa, ha denunciado que «lo que comemos está cambiando rápidamente y para demasiadas personas está cambiando a peor. Una gran cantidad de personas, especialmente en los países más pobres del mundo, están reduciendo la cantidad o la calidad de los alimentos que consumen por el aumento del precio».