Campanario se echa a llorar ante el juez. | Youtube

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María José Campanario, esposa del torero Jesulín de Ubrique, ha roto en lágrimas ante el tribunal que la juzga, junto a otras 24 personas, por la Operación Karlos y ha asegurado que en este proceso se ha sentido «estafada, humillada, juzgada y condenada, no por un tribunal».

«Engañada es poco», ha respondido Campanario cuando su abogado le ha preguntado al final de su interrogatorio cómo se ha sentido en este proceso, en el que el fiscal pide cuatro años y medio de cárcel para ella por intentar conseguir fraudulentamente una pensión de incapacidad laboral para su madre, Remedios Torres, que se sienta también en el banquillo de los acusados.

«Han sido los cinco años más duros de mi vida, el peor día de mi vida fue el de la detención de mi madre. No se lo deseo a nadie», ha explicado Campanario en el único momento de su declaración ante el tribunal en el que ha perdido la tranquilidad y firmeza con la que ha contestado durante más de una hora a las preguntas del fiscal y de su abogado, Francisco Baena Bocanegra.

La esposa del torero Jesulín de Ubrique ha negado rotundamente que intentara cometer ningún fraude y ha mantenido que José Luis López, un empresario amigo de la familia de su marido «de muchísimos años» y que le inspiraba «plena confianza», le ofreció que un conocido de Jerez de la Frontera revisara la situación de invalidez laboral que su madre tenía desde el año 1998 y por la que no percibía ninguna prestación económica.

Según ha contado, José Luis López le dijo que su madre estaba «mal asesorada» y que por eso no recibía ninguna pensión y le ofreció los servicios de un amigo suyo, el exjefe de la Policía Local de Ubrique Carlos Carretero, considerado el cabecilla de la red.

Ella, ha explicado, le entregó 9.000 euros a José Luis López, porque él le dijo que había adelantado ese dinero a Carlos Carretero para que desde su gestoría tramitaran una revisión de la invalidez de su madre.

«Las pruebas médicas son muy caras. Por eso -ha dicho Campanario- quizá no me llamó excesivamente la atención» que le pidieran esa cantidad de dinero, que, según el fiscal, Carretero y José Luis López, se elevó a 18.000 euros.

Quería, ha añadido, que a su madre la vieran «los mejores especialistas y que le revisaran el expediente» y por eso «pago 9, 24, o 72.000» euros», ha afirmado, tras sacar de su bolso el extracto del banco.

Campanario ha aseverado que nunca supo que a su madre «le habían hecho firmar» un contrato de trabajo como limpiadora, un contrato que, según el fiscal, le hicieron para que fuera dada de alta en la Seguridad Social y poder tramitar primero su baja y luego su incapacidad.

Por ello, ha explicado, cuando un año después se enteró del asunto en una reunión en un hotel en la que Carlos Carretero le pidió los 5.000 euros que había abonado de su bolsillo por las cuotas de la Seguridad Social de su madre, ella se enfadó «muchísimo».

«Era una vergüenza, me levanté y me fui. Les dije que iba a decírselo a mi marido», ha explicado, para luego contar que volvió a confiar en José Luis López, que le dijo que era mentira que hubieran contratado a su madre, por lo que decidió no parar la tramitación.

Campanario también ha negado conocer que otra mujer, la madre de la novia de Carlos Carretero, suplantara a su madre en una prueba médica: «Jamás se nos comunicó que otra persona iba a suplantar a mi madre, lo juro y lo juraré hasta que me muera», ha espetado.

Campanario tampoco ha reconocido saber que su madre no había cotizado a la Seguridad Social en los últimos treinta años: «Mi madre dejó de trabajar al poco de tener yo a mi hija. Recuerdo a mi madre trabajando desde que tengo uso de razón, en muchísimos sitios, cuidando niños, enfermos, en una empresa de lámparas».

En la sesión de hoy también ha declarado el inspector médico Francisco Casto Pérez Lara, uno de los principales acusados en la trama, quien ha negado su implicación en los hechos y ha dicho que ha sido «evidentemente utilizado» por Carretero como «hombre de paja», y ha afirmado que en este asunto él ha pecado «de pardillo».

El juicio de la Operación Karlos continuará mañana con la declaración de otros acusados que aún no han sido interrogados, entre ellos la madre de Campanario, quien, al igual que otros acusados, ha sido autorizada por el tribunal a ausentarse de la sesión.