Lazos rojos para el Día Internacional del Sida | ROLEX DELA PENA

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El médico adjunto de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Arnau de Vilanova de Valencia Juan Flores destacó este miércoles la disminución de la mortalidad en enfermos de sida en los últimos tiempos, que ha pasado de una tasa del 90 por ciento en los primeros años al 10-14 por ciento actual, si bien señaló que ahora preocupan otros problemas en estos pacientes como afecciones cardiovasculares, hepáticas o renales.

En declaraciones a Europa Press TV, Flores explicó que a partir de 1996 con la llegada de los inhibidores de la proteasa «la gente deja de morirse», y que en este momento la tasa de mortalidad «es muy baja» y ello se debe «a los mejores tratamientos».

«Hemos pasado -dijo- de que no se mueran nuestros pacientes, que era lo importante, a estudiar problemas cardiovasculares, de lípidos, de metabolismo óseo, función renal o del problema que más estigmatiza, que es la lipodistrofia, que es una distribución anormal de grasa», indicó.

El doctor Flores comentó que la supervivencia en estos enfermos «puede llegar a ser, y ése es el objetivo, igual que un paciente no VIH». Antes, comentó, la preocupación principal era la supervivencia, mientras que ahora preocupan otros problemas. Así, dijo, a los enfermos se les habla ahora de riesgo cardiovascular, de que no fumen ni beban o que hagan ejercicio. «Todas esas cosas no nos preocupaban, pero actualmente nos comportamos casi como un cardiólogo más», comentó.

El galeno señaló que el colectivo de enfermos que más preocupa es el que también está infectado por hepatitis C y, en este sentido, comentó que el grueso de la mortalidad actual «está provocado por cirrosis hepática». Al respecto, comentó que el tratamiento de estos pacientes «es más complicado por los efectos secundarios y por las interacciones medicamentosas», entre otras cuestiones.

Flores destacó que el espectro del sida ha cambiado mucho, «afortunadamente para bien», en los últimos años, con una disminución de la mortalidad y también con un cambio en el perfil del enfermo. Así, indicó que inicialmente «más del 50 por ciento de pacientes era adicto a las drogas» y que en la actualidad este grupo «ha disminuido notablemente» y el colectivo que más preocupa es el heterosexual.

El médico alertó, asimismo, de un repunte de contagios entre homosexuales, colectivo que estaba «preparado y que mejor había controlado la infección» pero que «está disminuyendo sus medidas de protección». Así, dijo, «se están viendo casos de sida en pacientes homosexuales jóvenes que no guardan las medidas de protección».

Otro cambio que se ha percibido en los últimos años, dijo, es el nacimiento de hijos sanos de madres enfermas. En este sentido, comentó que antiguamente los médicos se veían «obligados a firmar para que hubiera interrupciones del embarazo», pero que en la actualidad los bebés nacen «hermosísimos» y «sin infección VIH». En este sentido, comentó que la transmisión vertical en pacientes controlados «prácticamente no existe».

Por último, el doctor destacó la importancia del diagnóstico precoz de la enfermedad ya que, según dijo, los pacientes que llegan al hospital después de años de tener la enfermedad sin saberlo llegan con las defensas muy bajas. Flores señaló que todo el mundo es «grupo de riesgo», por lo que «quizás todos deberíamos hacernos la prueba».