Zapatero y Benedicto XVI hablaron a solas durante media hora en El Vaticano. | Reuters - efe

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El borrador de la Ley de Libertad Religiosa, que maneja el Gobierno para sustituir a la de 1980, establece que el Estado organizará exclusivamente funerales civiles y solo se podrá desarrollar una ceremonia religiosa si las familias de los fallecidos lo solicitan, y también prohibirá los símbolos en los edificios públicos.

Estas son algunos de los aspectos regulará la futura ley, según ha publicado este domingo el diario El País, y cuyo texto habla primera vez de la 'laicidad del Estado'. Esta expresión sirve de título para uno de los capítulos, pero, en su desarrollo, no se define a España como un estado laico, sino que habla de la «neutralidad» de los poderes públicos ante las creencias religiosas.

Este texto se conoce tras la reunión la semana pasada entre el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el Papa Benedicto XVI.

Después del verano

Tras la audiencia, el jefe del Ejecutivo anunció que el proyecto de ley no se enviará a las Cortes Generales hasta después del verano, en contra de lo previsto, ya que se esperaba para este mes de junio.

Cuatro artículos responden a las consecuencias de esta laicidad. Además de determinar como 'civiles' los actos oficiales, el texto prohíbe los símbolos religiosos en colegios, hospitales, ministerios, o ayuntamientos, salvo aquellos edificios con valor histórico-artístico, arquitectónico y cultural. Sí podrán exhibirlos, de acuerdo con su credo, los centros escolares y sanitarios concertados.

En cuanto a las autoridades, el texto publicado en este diario señala que éstas tendrán sus propias limitaciones y que si acuden a actos religiosos, deberán hacerlo sin que suponga una quiebra de los principios de neutralidad y no discriminación, es decir, que tendrán que acudir a actos de otras confesiones, además de la católica.