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Los precios del vestido, el calzado y el transporte, por la subida del carburante, hicieron que el IPC registrara su tercera subida, del 0,2%, en mayo, y que la tasa interanual aumentara tres décimas y se situara en el 1,8%, la más alta desde diciembre de 2008.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó ayer los datos del Indice de Precios al Consumo (IPC) de mayo, cuya tasa mensual creció principalmente por la subida registrada en los precios del vestido y el calzado (el 2%), por la temporada de primavera-verano, y del transporte (0,5%), por los precios de los carburantes y lubricantes de los automóviles.
También influyó el precio de la vivienda, que subió el 0,3% en mayo, debido al gasóleo para calefacción.
Por su parte, la inflación subyacente -que excluye la variación de los precios de los alimentos y la energía- volvió a situarse en niveles positivos al subir el 0,2%, tres décimas más que la registrada en abril.
Tendencia
El secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, explicó que «como viene siendo la tónica habitual», han sido los componentes energéticos los que explican la parte fundamental de la subida de los precios en el último año.
En este sentido, destacó el encarecimiento del 20% de los carburantes y combustibles, y del 16,4% de los productos energéticos y auguró para los próximos meses que la tasa de inflación seguirá creciendo pero a tasas «muy suaves».
Para el PP, esta subida «perjudica aún más a los colectivos desprotegidos», según su secretario de Economía y Empleo, Alvaro Nadal, quien aseguró que el aumento de la inflación afecta a los consumidores en general y a los pensionistas en particular.
En opinión de Nadal, además, las propuestas económicas del Ejecutivo «son más erróneas en las circunstancias actuales de subida de precios».
Para el sindicato UGT, la nueva subida de los precios demuestra que es «esencial» la cláusula de garantía salarial en los convenios colectivos.
El sindicato insistió en el valor del Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva 2010-2012, que contempla un crecimiento moderado de los salarios y el establecimiento de cláusulas de garantía salarial para asegurar el mantenimiento del poder adquisitivo de los trabajadores, en caso de que los precios suban más de lo previsto.