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El asesinato el martes en las cercanías de París de un gendarme supone un nuevo salto cualitativo en la actividad criminal de la banda terrorista ETA, que en su medio siglo de historia había evitado a toda costa causar víctimas mortales entre los agentes de las Fuerzas de Seguridad francesas.
La muerte del gendarme francés revela, según los expertos de la lucha antiterrorista, un insólito cambio en el 'modus operandi' de ETA que ha decidido dar un giro radical en sus métodos criminales hacia tácticas más propias de la delincuencia organizada o las mafias. Con el asesinato del policía francés, ETA ha traspasado además una de sus últimas líneas rojas, después de décadas en las que ha evitado a toda costa causar víctimas mortales entre los agentes de las Fuerzas de Seguridad francesas.
Las fuentes de la lucha antiterrorista se muestran perplejas por las circunstancias en las que se produjo el tiroteo, ocurrido cuando el policía asesinado intentaba detener a cuatro presuntos etarras que, previamente, habían robado varios coches de lujo en un negocio de compra-venta de vehículos.
Los expertos se muestran convencidos de que la banda pretendió con su «extraña» acción hacerse pasar por un grupo de delincuentes comunes, robando coches de alta gama y no furgonetas o turismos más modestos, habitualmente utilizados en sus atentados.
Los expertos antiterroristas atribuyen la insólita acción de ayer a las «nuevas necesidades logísticas» de ETA tras los duros golpes asestados a su infraestructura tanto en la propia Francia como en Portugal en los últimos meses. Siete u ocho personas robando un coche de lujo no hace pensar en ETA, señalan las fuentes consultadas, sino en una banda de delincuentes del crimen organizado, en la mafia.