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El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, y el del Parlament, Ernest Benach, apelaron ayer a rebajar la tensión política por la polémica sobre las comisiones en las obras públicas». El conseller en cap, Josep Bargalló, ha afirmado que el gobierno catalán no considera que, tras el último pleno del Parlamento, en el que Maragall insinuó el cobro por parte de CiU de comisiones en las obras públicas, no hay motivos para justificar una interrupción o retraso de los trabajos de redacción del Estatuto.

El presidente del Parlamento catalán, Ernest Benach, ha reclamado a los políticos y especialmente «a los que representamos las más altas instituciones de la Generalitat» hacer un ejercicio de autocrítica por las «desafortunadas» intervenciones del último pleno y que restablezcan las relaciones, además de pedir «excusas» a los ciudadanos por este «triste episodio».

Desde Montevideo (Uruguay), donde se encuentra en visita oficial, Maragall ha abogado por «dejar reposar el souflé catalán» porque la situación generada, que define como un «accidente», a su juicio «no es buena para nadie y nos haremos daño».

Sin embargo, los representantes de PSC, CiU e ICV-EA en la Junta de Portavoces han trasladado a Ernest Benach su «disconformidad» con esta declaración institucional, mientras que el PPC ha elogiado la conducta de Benach, al igual que ERC.

Por su parte, el primer secretario del PSC y ministro de Industria, José Montilla, ha dicho, tras pedir Benach autocrítica a los políticos catalanes, que la situación «no sólo se arregla con autocrítica», sino «trabajando decididamente por incrementar el grado de cohesión del gobierno catalán».

El líder de CiU, Artur Mas, ve como una «tomadura de pelo» atribuirle a él y a Maragall «por igual» la responsabilidad de la crisis al opinar que toda la culpa recae sobre el presidente catalán y ha dicho que el PPC desea «enterrar» la reforma del Estatut.