TW
0

La regularización de trabajadores inmigrantes, que ayer comenzó en toda España, se prolongará hasta el próximo 7 de mayo, y pretende normalizar a los «sin papeles» que demuestren que llevan aquí desde antes del 8 de agosto y que tengan un contrato de trabajo.

La réplica se la dio poco después la secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí, quien, acusó al PP y a Acebes de actuar con una «demagogia y un radicalismo sin límites» para «torpedear» el proceso de regularización. Otros dirigentes, tanto del PP como del PSOE, intervinieron en este cruce de acusaciones.

El secretario general del PP, Angel Acebes, dijo que este proceso tiene «una intención clarísima de propaganda» y confió en que el objetivo último del Gobierno no sea lograr votos en futuras elecciones ni «arreglar las cifras» de la Seguridad Social.

Acebes advirtió de los problemas que causará la «enorme avalancha» de inmigrantes ilegales que, según afirmó, está llegando a España para acogerse a un proceso de regularización «sin coordinación, descontrolado y sin medios, con sus consiguientes problemas de convivencia».

El secretario general del Grupo Socialista en el Congreso, Diego López Garrido, calificó de «irresponsables» las críticas vertidas por el secretario general del PP, Angel Acebes, al proceso de regularización de inmigrantes puesto en marcha por el Gobierno. A su juicio, la opinión del ex ministro del Interior es una muestra de «una ideología que linda peligrosamente con actitudes racistas y xenófobas».

La portavoz de Inmigración del PP en el Congreso, Angeles Muñoz, puso en duda, el éxito de esta regularización y se mostró convencida de que los nuevos inmigrantes con papeles desplazarán a los trabajadores actuales «por las reglas de la oferta y la demanda».

El secretario de Movimientos Sociales y Relaciones con las ONG del PSOE, Pedro Zerolo, consideró «sorprendente» que el PP «comience a preocuparse ahora por la situación de cientos de miles de inmigrantes que su Gobierno dejó en situación irregular».