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El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, replicó ayer a Ibarretxe que el futuro de Euskadi lo deben decidir todos los vascos y todos los españoles. Señaló que el rechazo del Congreso al plan Ibarretxe no es una victoria ni una derrota para nadie, sino el inicio de un nuevo proyecto para Euskadi que ha de tener el respaldo de todos.

«Hoy (por ayer) es previsible que terminemos cerrando un debate y deseable que abramos el tiempo de un acuerdo histórico y definitivo», añadió tras aseverar: «para mí, el resultado de la votación no será una victoria y, por tanto, nadie debe entender el mismo como una derrota». Añadió que el 1 de febrero no supondrá el final de un plan, sino el de un nuevo proyecto para Euskadi que debe tener el respaldo de todos y que ha de establecer la prioridad en aquellos que no pueden vivir como seres libres.

Zapatero rechazó esta iniciativa amparándose en la ley y señaló que en la votación, «como toda votación en democracia, cierra el debate, pero no lo resuelve».

Tras señalar que el hecho de que no prospere una propuesta es normal en democracia, Zapatero rechazó el «juego» de enfrentar legitimidades y señaló que al Gobierno le corresponde cumplir y hacer cumplir la ley, «y así lo hará -precisó- si fuera necesario».

Explicó que el plan pretende una nueva relación entre Euskadi y el conjunto de España y su sustento teórico se centra en el derecho a decidir del pueblo vasco. Al hilo de ello dijo que cree con tanto fervor como cualquiera en la expresión que representa la voluntad popular. «Por eso afirmo que la relación de Euskadi con el resto de España la decidirán todos los vascos, no la mitad, y todos los españoles».

«Se están sosteniendo posiciones sobre una visión de España que fue y ya no es, sobre un concepto de soberanía que fue y ya no es, sobre una noción del Estado nación que fue y ya no es, y sobre una interpretación del derecho de autodeterminación que nunca fue y tampoco lo es ahora».