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La presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Pilar Valiente, reconoció ayer en el Congreso que el organismo supervisor sancionó a Gescartera el mismo día en que aprobó su transformación en agencia de valores, el 13 de julio de 2000. En una comparecencia que duró más de cuatro horas, Valiente reconoció que, aunque resulte «contradictorio», la CNMV autorizó su transformación de gestora de carteras en agencia de valores para tenerla sometida a mayor control, lo que permitió detectar un agujero que asciende a 18.000 millones, del que desconoce su paradero.

En cualquier caso, afirmó que en aquel entonces «no saltaron las alarmas». Según dijo, «ni la supervisión más eficaz puede impedir la aparición de personas sin escrúpulos». egún explicó, la CNMV aprobó su transformación en agencia porque no encontraron en Gescartera ningún «descuadre patrimonial», pese a que en la misma reunión decidieron sancionar a los administradores y a la propia empresa por falta de información y por su forma de llevar las cuentas.

Tras comenzar a operar como agencia de valores en febrero del 2001, Gescartera comenzó a facilitar documentos bancarios falsos, como unos certificados de la Caixa y del BSCH en los que constaba que tenían depositados 5.222 millones. Tras detectarse esta falsedad, y ya en la víspera de la intervención y con posterioridad a la misma, llegaron a la CNMV unos documentos procedentes de dos sociedades estadounidenses en los que acreditaban tener depositados 17.250 millones en depósitos y en renta variable y deuda pública de EE UU. Comprobaciones posteriores demostraron que estas dos entidades no están registradas.

Además de los documentos falsos, la CNMV se decidió a intervenir al detectar que Gescartera tenía invertido el dinero de sus clientes en depósitos en efectivo, algo poco habitual en una agencia de valores. Valiente afirmó también que existen «indicios» de que la auditoría del último año de actividad de Gescartera incumple la legislación. Según explicó existen «indicios» de que los fondos de los clientes no estaban invertidos ni en valores ni en efectivo, como consta en la memoria de la entidad.