Un rincón boscoso nos ha servido como un entorno perfecto para este modelo que ofrece un diseño bastante futurista, pero a la vez con unas reminiscencias del anterior. | Land Rover

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El vehículo es un auténtico todo terreno mítico de Land Rover, que deriva directamente del Land Rover Serie I del año 1948. Pero este Defender actual tiene ya muy poco que ver, tecnológicamente hablando, con la primera versión del Defender de 1983. Ya en sus primeras versiones se trataba de un modelo con un robusto chasis de largueros y una carrocería de aluminio, además de estar disponible en una amplia variedad de carrocerías y en versiones de 93, 110 y 127 pulgadas de batalla (2360, 2795 y 3225 mm respectivamente), llamadas comercialmente 90, 110 y 130.

Estas primeras unidades estaban disponibles en versiones de fábrica especializadas, tales como coches de bomberos, plataformas hidráulicas y versiones militares. El Defender, además, se utilizaba también para propósitos industriales, agrícolas, recreativos y militares.

Esta nueva generación es sorprendente, ya que la firma británica ha conseguido conjugar el estilo y confort de un SUV con las capacidades off road de un todoterreno puro y duro. Se mantienen las dos opciones de longitud de carrocería. Una corta, el Defender 90 de tres puertas, y otra larga, el Defender 110 de cinco puertas. En el futuro llegará otra versión aún más grande, el Defender 130. El cambio estético es impresionante en todos los aspectos. Tal vez la parte delantera es la más rara pero a mí particularmente me ha parecido bastante acertada. Parecía que el nuevo Defender tenía que tener un diseño más tradicional, pero se parece más a un SUV que a la de un todo terreno.

La parte posterior se caracteriza por unas líneas muy rectas,

En este nuevo Defender se emplea una nueva plataforma D7x realizada en aluminio. Además no utiliza el típico chasis de doble viga, sino que lleva una arquitectura monocasco y suspensión de muelles.

Hemos podido probar el diésel más potente con 240 CV, que es un vehículo pesado, ya que alcanza los 2.300 kg en la báscula. No se trata de un coche ágil y los consumos no son reducidos. El motor es un cuatro cilindros diésel de 2,0 litros con 240 CV y 430 Nm de par, asociado siempre a un cambio automático de ocho relaciones. El vehículo tiene muy buen empuje, siempre dispuesto a demostrar que no es un coche lento de reacciones al acometer adelantamientos. Las cifras de prestaciones oficiales así lo corroboran, con 9,1 segundos para pasar de 0 a 100 y 188 km/h de velocidad punta.

El consumo de este vehículo es, evidentemente, bastante alto, teniendo en cuenta el hecho de ser tan voluminoso y pesado. Los 8,9 l/100 en ciclo combinado anunciados por la marca, fácilmente suben a 11,2, que es la cifra que hemos conseguido nosotros.
El Defender ha pasado a ser un todoterreno aprovechable para un grupo mucho más amplio de conductores. Esto se ve beneficiado por la adopción del cambio automático y que los bloqueos del diferencial actúen antes y mejor que haciéndolo manualmente; pero también ayuda que las suspensiones, sean neumáticas y con regulación de altura electrónica.

INTERIOR

El interior del Land Rover Defender es una apuesta clara por la modernización, rompiendo con la estética y simpleza de sus antepasados, aunque conserva destellos de sus antepasados como son los tornillos vistos y otros elementos que, sin ser espartanos realmente, sí que a simple vista lo parecen. Todo el conjunto supone una notable ganancia en términos de calidad, confort o tecnología.

Land Rover ha apostado claramente por una estética robusta, con detalles que den esa sensación y que además soporten el maltrato. Sin embargo la personalización es muy elevada y con ello no faltan los materiales nobles como la piel o los revestimientos en madera, metal o diferentes tejidos.