La marca surcoreana ha sorprendido a propios y extraños con este modelo que transmite un comportamiento en carretera impresionante y ofrece unas prestaciones de gran deportivo | Miquel Àngel Llabrés

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Teníamos muchas ganas de probar el nuevo Kia Stinger y al fin lo hemos conseguido. Se trata de un vehículo atípico hoy en día, cuando los modelos deportivos suelen ser de tres puertas o de cinco más bien compactos, además de ser un momento muy difícil para las berlinas.

Precisamente por todo ello, quizá la marca coreana ha pensado que era una oportunidad para distinguirse de los demás y hacer un vehículo muy deportivo de cuatro puertas, donde cinco pasajeros van sentados de forma muy cómoda y en el que se puede transportar bastante equipaje.

La filosofía del Stinger nos recuerda un poco a la del ya mítico Subaru Impreza WRX, que tantos éxitos cosechó en el mundial de rallies con Colin McRae o Petter Solberg en los años 90 y principios de la siguiente década. Este mítico vehículo se podía ver en las carreteras españolas en el color azul metalizado que destacaba por su estética radical.

Pues a este nuevo Stinger le ocurre un poco lo mismo; se puede elegir entre tres versiones diferentes, una 2.2 con motor diésel CRDI de 200 CV; otra con motor de 2.0 litros y 255 CV, o con el espectacular 3.3 litros de 6 cilindros y 370 CV, que es el que hemos probado nosotros.

DISEÑO
Estéticamente se trata de una berlina que destaca por los complementos que la adornan. En la parte delantera llaman la atención los faros bastante rasgados, que van acompañados de unos faros antiniebla led en posición vertical. Además, las dos entradas de aire y tener los espoilers en la parte baja del parachoques le acaban de dar ese toque deportivo.

La parte posterior es igualmente llamativa gracias a las cuatro salidas de escape, a los faros también más bien reducidoy al pequeño difusor de la parte baja del parachoques.

El motor es, sin duda, uno de los aspectos más impresionantes del Stinger. Ya hemos dicho que es un propulsor de 6 cilindros con 3.3 litros y 370 CV de potencia a 6.000 rpm. Además adoptacambio automático de 8 velocidades con levas en el volante.

Ofrece cuatro modos de conducción, un sistema que defiendo para poder tener la eficiencia energética requerida en cada momento. El modo ECO relaja mucho el motor y hace que acelere de forma muy progresiva, como si lleváramos un vehículo de baja cilindrada. El modo confort mejora la respuesta del motor y la Sport despierta casi del todo el ‘demonio’ que lleva dentro. El modo Sport R+ es el más radical, ya que desconecta todas las ayudas a la conducción, con lo que hay que ir con cierto tiento.

Las prestaciones hablan por sí solas, ya que alcanza una velocidad máxima de 270 Km/h y tarda sólo 4,9 segundos para pasar de 0 a 100 Km/h. El consumo es el propio de un vehículo de estas dimensiones, peso y prestaciones, pues la media que anuncia la marca es de 10,6 litros a los 100 Km, que nosotros hemos subido hasta los 12,0. Hay que decir que conduciéndolo en modo ECO se pueden conseguir medias más bajas El comportamiento en carretera es óptimo, ya que conduciéndolo en modo Sport el vehículo se mantiene en el trazado marcado sin problemas. Las suspensiones son duras en ese caso y la tracción a las cuatro ruedas acaba de hacer el resto.

El interior ha visto mejoradas las calidades, con una ausencia casi total de plásticos, aunque estéticamente el marcador es demasiado clásico, con las agujas típicas, sin que haya elementos muy deportivos en los detalles. El volante sí que lo es y la pantalla táctil también es la típica de la marca, que sobresale del conjunto.

Detalles como el de poder variar la posición del volante de forma eléctrica llaman bastante la atención en positivo.