Antonio Cerdá, junto a su Mercedes 310 D de 1981 que se compró para disfrutar de su jubilación.

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Antonio Cerdá ha estado toda su vida rodeado de vehículos a motor, de ahí que no esconda su gran admiración por los coches. Se considera un gran aficionado y un amante de los coches clásicos. Nos cuenta que ello puede explicarse porque desde muy pequeño ha estado vinculado a la automoción. Su padre regentaba una empresa de coches de alquiler y luego él le siguió sus pasos. Antonio tuvo durante muchos años una empresa de autocares, hasta su jubilación.

En la actualidad tiene 74 años y disfruta de la vida de pensionista en el Puerto de Andratx, donde se trasladó desde Palma con su mujer una vez finalizada su vida laboral y ahora disfruta de su jubilación, pero siguiendo con su relación con los vehículos a motor, tanto coches como motos. Nos cuenta que, como casi todo el mundo, empezó su relación con las dos ruedas para luego pasarse a las cuatro. A lo largo de su vida ha tenido diversos coches, pues era algo que le encantaba, hasta que hace doce años encontró éste, la joya de su vida, un Mercedes 310 D de 1981 que adquirió de segunda mano coincidiendo con su traslado a vivir de Palma al Puerto de Andratx.

REPARACIONES

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Sobre el coche, explica que se lo compró a un vecino de Palma, era de segunda mano, pero estaba en perfectas condiciones, tanto que desde que lo compró no le ha realizado ningún tipo de reparación en lo que se refiere a la parte mecánica y de chapa, conserva el mismo color original que tenía cuando salió de fábrica, sólo algún retoque en la parte de tapicería, pero poco más.

Antonio no es un coleccionista, de hecho sólo tiene este coche y el utilitario para ir por el Puerto. Pero está encantado y los momentos que pasa al volante nos cuenta que son magníficos. No lo utiliza demasiado, pero suele pasear con su mujer, a quien también le encanta el coche. No tiene más pretensiones y espera poder disfrutar de él todo lo que pueda, aunque a pesar de su edad sigue utilizando la motocicleta, otra de sus grandes pasiones. Recuerda con nostalgia algunas de las motos que tuvo y ahora se arrepiente de haber vendido algunas, ya que en la actualidad serían verdaderas joyas para tener a buen recaudo.

En cuanto a su coche, Antonio lo tiene claro: es un gran automóvil de gran lujo muy cómodo y muy fácil de conducir, en esta versión en particular tiene cambio automático, algo que a nuestro personaje le encanta, pues desde hace años conduce coches automáticos y considera que, aunque sean minoritarios, es un lujo y una vez que te acostumbras a ellos es difícil volver a los coches con cambio de marchas.