Jaime Escanellas, junto a su Seat Abarth 1000 TC. | Pere Bota

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Jaime Escanellas ha tenido desde muy joven un mismo sueño: hacerse son un Seat Abarth. Y al final lo consiguió, hace tres años, en una de las ferias de coches clásicos que se celebran con cierta regularidad en la Isla. Fue con motivo de la Feria Retro de Marratxí, que se celebró en 2014, cuando le presentó la ocasión de comprar este bonito Seat Abarth 1000 TC, un diseño basado en el Fiat 600. El coche es del año 1971 y, aunque no estaba terminado de restaurar, no lo dudó y tras su compra se puso manos a la obra para completar la transformación, que ha sido larga pero que ha merecido la pena, según nos comentaba.

Jaime nos cuenta que desde que tenía 19 años estaba enamorado de este vehículo, poco habitual por las carreteras convencionales, ya que es un coche preparado básicamente para la competición. Nos cuenta que en principio tuvo un 600, propiedad de su abuelo, que quiso convertirlo en un Abarth, pero la empresa fue demasiado y terminó por dejarlo. Sin embargo, su ilusión por conseguir un coche como éste siguió intacta y continuó perseverando en el intento, aunque tuvieron que pasar algunos años hasta lograr el objetivo.

SUEÑO CUMPLIDO

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Nos comenta que le gustan los coches clásicos, pero no tiene el dinero suficiente como para poder tener una buena colección, de ahí que se centró en conseguir el que era su ilusión y nos asegura que ha cumplido su sueño. Claro está que le gustaría tener otros vehículos, sobre todo nos habla del Renault Alpine, un vehículo que le gustó desde el momento que lo vio por primera vez. Tampoco le importaría tener un Simca 1000 o un Renault 8.

También nos relata que desde pequeño ha sido aficionado a los coches y a la mecánica, quizás influenciado por el trabajo de su padre, mecánico de la Citröen durante muchos años, lo que le llevó a adquirir algunos conocimientos en la materia, lo que le permite realizar algunos trabajos de mantenimiento en su Seat, aunque para la restauración contó con la ayuda de su amigo y mecánico Jesús Martínez. Nos decía que su madre le recriminaba de pequeño que no se sabía la lección del colegio pero sí cómo funcionaba el cuenta kilómetros de los coches.

Sobre la utilidad que le da al vehículo, aseguraba que no le hace muchos kilómetros, alguna salida con los componentes de la asociación en la que está inscrito y, sobre todo, para participar el rallies de coches clásicos. Ya ha participado recientemente en uno y el debut fue francamente esperanzador, cree que le dará muchas alegrías a medida que le vaya cogiendo el punto a este tipo de competiciones.