El Swift es un modelo que ha ‘envejecido’ tan bien que sigue siendo un producto más que interesante gracias a los retoques que se le han ido haciendo. | Miquel Àngel Llabrés

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Al probar este Suzuki Swift Sport no he podido evitar que me viniera a la cabeza el mítico Swift de segunda generación que se puso a la venta allá por el año 1989, con un motor 1.3 que tuvo el placer de competir con los no menos míticos Peugeot 205 Rallye o el Opel Corsa GSI. A mayor distancia se encontraba el siempre presente Renault Supercinco GT Turbo.

Curiosamente, el Swift de segunda generación contaba con unas prestaciones muy parecidas a este 1.6 que hoy nos ocupa; incluso en aceleración los datos eran un poco mejores que los del Sport que hoy hemos probado, aunque en todos los otros apartados, evidentemente, el actual supera con creces al de los años 90.

Ahora que se habla tanto de los motores downsizing, resulta que en los años 90 la marca Suzuki ya apostaba por modelos con motores de poca cilindrada y con prestaciones bastante elevadas.

ESTÉTICA
El Swift Sport se caracteriza por contar con una estética bastante deportiva, con carrocería de tres puertas, con un alerón que sobresale de la parte posterior del vehículo o con unas llantas de aleación de perfil bajo que llaman bastante la atención.

A pesar de ser un vehículo ya veterano, que va por la cuarta generación (nacida en 2011), con no muchas diferencias respecto a la anterior, se mantiene ‘joven’ gracias a una estética muy redondeada y atractiva. Y quizá no ha sido un modelo que haya cansado aun porque no se ven en exceso por la calle, a pesar de ser un vehículo muy fiable y seguro.

MOTOR
Ya hemos dicho que el propulsor que se ha elegido para esta versión más deportiva del modelo es el 1.6 de inyección multipunto, que cuenta con una potencia máxima de 136 CV, una cifra más que interesante.

Quizá en las prestaciones se espera un poco más a priori, aunque se trata de un vehículo con una aceleración suficiente para poder realizar adelantamientos en carretera sin problemas. Además, desde parado, los 8,7 segundos que tarda para acelerar de 0 a 100 Km/h son más que suficientes para percibir este toque bastante deportivo. En la recuperación es un vehículo que también tarda poco en recuperar vueltas cuando vas en marchas largas.

El consumo es otro de los apartados donde el Swift Sport se muestra bastante equilibrado, con 6,4 litros de media a los 100 Km anunciados por la marca, que nosotros hemos subido hasta los 7,3, que tampoco están mal teniendo en cuenta las prestaciones del mismo.

El comportamiento en carretera no desmerece al conjunto, ya que las suspensiones están bastante equilibradas, sin ser excesivamente duras, algo que se criticaba a la segunda generación, de la que hemos hablado anteriormente.

El interior del Swift Sport cuenta con unas calidades en los acabados bastante buenas, en el que no se abusa de los plásticos, lo cual aumenta la durabilidad de todos los elementos. La tecnología utilizada se ha puesto un poco al día, con un ordenador de a bordo en la parte central del marcador, que además llama la atención por el hecho de tener un ribete rojo que rodea el cuentarrevoluciones y el cuentakilómetros parcial para darle una apariencia más deportiva. En la consola central se echa de menos una pantalla multifunción, aunque el climatizador electrónico mitiga un poco esta falta. El puesto de conducción es muy cómodo, con unos asientos delanteros que envuelven perfectamente el cuerpo. El problema se encuentra cuando hay que pasar a las plazas posteriores, ya que se hace un poco difícil, con poco espacio para las piernas.