Un híbrido enchufable de gran deportividad. | Miquel Àngel Llabrés

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La marca alemana ha empezado a apostar por los vehículos híbridos enchufables. Al automóvil que hoy nos ocupa, el Serie 3, se han unido otros modelos de la marca como el Serie 2, el Serie 7 y el X5.

Se trata de un vehículo propulsado por un motor eléctrico y un motor de combustión, acompañado de unas baterías de alto voltaje que pueden recargarse enchufando el vehículo a la red eléctrica. Otras marcas han apostado por los híbridos no enchufables, que se van recargando ellos mismos.

Este tipo de automóviles enchufables permite disfrutar de todas las ventajas de la conducción puramente eléctrica (sin emisiones y sin ruidos) y del rango de un motor de combustión. El resultado final es un vehículo con dos motores de grandes prestaciones y con una máxima eficiencia en el consumo. La estética del 330e es prácticamente la misma que la de la berlina de la cual deriva, de la que difiere sólo en la trampilla con el enchufe, las letras edrive en el lateral del vehículo y la ‘e’ de la parte posterior del modelo.

MOTORES
En este caso hablaremos sobre todo de los propulsores, que es uno de los grandes alicientes de este BMW. Ya hemos dicho que dispone de dos motores, uno eléctrico y otro de combustión. Con la suma de los dos consigue una potencia máxima de 252 CV, que no está nada mal y que se notan bien en la carretera. El vehículo cuenta con tres modos de conducción diferentes; el edrive selecciona el modo de conducción más eficiente para cada momento; el modo MAX edrive permite circular en modo eléctrico hasta llegar a los 120 Km/h hasta que las baterías estén descargadas; el modo Save Battery es el que permite circular sólo con el motor de combustión, muy indicado para largas distancias o para recargar batería.

El modelo que nosotros hemos conducido tenía un efectivo cambio automático de ocho relaciones, que aporta modos de conducción que se notan en la conducción inmediatamente, como la mayoría de vehículos de la marca alemana. Así dispone de los modos Eco, Comfort, Sport y Sport+, con los que se ofrecen sensaciones muy diferentes y complementarias. Permite tener prácticamente tres vehículos en uno. Los 6’1 segundos que necesita para acelerar de 0 a 100 Km/h dicen mucho de este propulsor.

El modo Sport+, que desconecta parcialmente el control de tracción, hace que el motor suba mucho de vueltas de forma muy directa, con lo que se consiguen prestaciones muy deportivas, que se pueden acentuar accionando las levas del volante para apurar aún más las marchas.

Con este propulsor se consiguen unas prestaciones muy altas con un consumo moderado de gasolina; se calcula que cada 100 Km se gasta un euro de electricidad y el consumo de gasolina es muy bajo si se lleva una conducción normal, pudiendo llegar hasta los 1’9 l. de gasolina a los 100 Km de media, según la marca. Nosotros hemos conseguido una media de 4’7 litros sin ir con cuidado, que es una muy buena cifra.

El interior es prácticamente el mismo que el de la berlina, aunque el que hemos conducido nosotros llevaba el acabado más deportivo, el M, cosa que se veía en los detalles exteriores con las llantas, y en los interiores como el volante, asientos deportivos eléctricos y otros acabados metálicos. El espacio podría ser un poco más amplio, ya que los pasajeros posteriores no tienen un gran espacio para las piernas y el puente central de la transmisión es muy ancho. Un pequeño inconveniente sin mayor importancia.